os
liar. Karina, la esposa de mi hermano Kasper, siempre ha sido una presencia luminosa en mi vida. Era el tipo de perso
a carbonara. La cena era para nosotras dos; Kasper seguía en la oficina preparando una presentación,
con el tenedor sin probar bocado-. A veces me pregunto por qué se atrevió a dejar la em
ssom, de una vez por todas, tienes que dejar de dudar de ti misma. Eres brillante en lo que haces, y no lo
0
s te parecían injustas. Hazlo a tu mane
a. Siempre sabía qué decir para ca
probar la primera cucharada de aquella delici
zaba-. A veces me ayuda a desconectar de todo lo que implica estar en esta familia: la firma, las expectativas...
xactamente a lo
ro tú siempre estás ahí, ayudándonos en todo lo que puedes, cuidando de Hyacinth, s
carcajada que i
s momentos. Y Nathaniel... Bueno, él es como mi segundo hijo. Aunque
e con sinceridad, admirando lo natu
ento, como si estuviera eligie
anteado tener hijos? No ahora,
1
sorpresa. Bajé la mirada hacia mi
r hijos, solo qu
cado. Bebió un sorbo de agua rápi
Hablas e
ágico, pero con el tiempo... todo se volvió rutina. Ya no hay citas los viernes, ni rosas en casa, ni siquiera
ó mi mano
lo que piensen tus padres o cualquier otra persona. No mereces conformarte. M
ocaron algo pr
mas en los ojos. Karina me abrazó con ternura,
rminación-. Harding no te llega ni a los talones, y si de
os días más oscuros y también en los más brillantes. Cuando el r
2
en el comedor, con los ojos cla
n cariño, acercándome para besa
ntestó sin levantar la vista-. No te preocupes por
. -¿Sabías que papá me dejó la empresa a cargo
la vista y me de
soluto. Nadie lo hace como tú, Blossom. Te mereces
n que necesitaba para enfrentar lo que vendría. Subí a mi h
u recuerdo aún era un remolino de emociones. Había intentado convencerme de que lo nuestro no fue más que un error,
ría un insulto a lo que sentimos. Pero éramos jóvenes y cobardes,
iera suceder. Temía que su presencia volviera a hacer
3
e que él no me hubiera olvidado. Porque yo,