spondido a su pregunta había resonado en su mente de una manera inesperada. No era solo su apellido, ni la expre
intriga lo consumió por completo. ¿Era realmente ella? No podía ser una coincid
. Ana Martínez, la que está asignada para el último piso -ordenó,
as en su silla, mirando por la ventana, intentando ordenar sus pensamientos. Los recuerdos de su infan
ajas. Después de todo, años habían pasado, y la vida de ambos había tomado camino
n del e
Ana Martínez en las manos. La mirada de Martín se v
briendo el expediente con u
primeras líneas en voz ba
pieza para el último piso. Ingresó hace poco, y no tiene antecedentes previos
mentos que lo sorprendiera a primera vista. Sin embargo, cuando llegó a la parte
es y hermana, fallecidos en un accidente cuando Ana tenía 20 años -l
e vuelta a ese momento, hace más de una década, cuando Ana había desaparecido de su vida. Los recuer
le había prometido, regresó con más intensidad. Y ahora, encontrarse con ell
o. Necesitaba procesarlo. Necesitaba entender si era el destino lo que los había
eguntó Claudia, aún sin entender del todo l
ya en control de sus emociones, aunque su mente se
da y la
encontraba inmerso en sus pensamientos, mirando el expediente de Ana.
e? -preguntó Ern
su lugar, levantó la mirada hacia Ern
oficina. Llámala, dile que la
de su jefe. Pero no cuestionó sus órdenes. Salió de la oficina y, unos minutos después, Ana es
é esperar. Todo en ese edificio se sentía como un universo lejano, como un lugar al que no pertenecía. Pero el simple
undo e
o nada en un principio, y por unos segundos, Ana pensó que lo mejor sería irse de allí. Pero cuando Martín se giró hacia ella, su
te -ordenó, sin apa
asintió y salió de la oficina sin decir pa
tuación. El silencio entre ellos era casi palpable. Fina
artínez? ¿Mi Ana? -preguntó, si
gunta caía sobre ella. La incomodidad en la habitación
con voz clara y fría, sin dejar que sus emociones
Ana lo dejó desconcertado, como si sus palabras le hubieran golpeado con fuerz
ién se estaban reflejando en su propio interior. Pero ella no estaba dispuesta a revivir el pasado
adas en la garganta. Era como si la respuesta de Ana hubiera cam
nar, finalmente hizo u
baja, como si hubiera perdido l
o de sus pasos se desvaneció en el pasillo, mientras Martín permanecía en
jó marcado. Mientras ella salía de su oficina, algo en él