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de ensayo d
realidad, en menos de veinticuatro horas debo decir, yo solo podía mirar al hombr
de mí. ¡Vamos!... que más
follando, en todas las posiciones habidas y por haber, sin contar todas las que ni siquiera podía recordar, l
es, en esta ocasión con barba y pelo ahora c
, llevaba un pantalón clásico y una camisa gris con un alza cuellos blancos, que
n la voz dulce que lo carcaterizaba, mientras acariciaba
el cura al que me había tirado durante la pasada semana se esca
sacerdote, que muchas explicaciones me t
e debería confesar
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is amo
o encuentro la manera de arreglarlo. Quise borrar la historia y tampoco p
eso puedan disfr
o y un
or leer e