TA
ndo el final de la clase. Me incorporo lentamente, enrollo mi esterilla y mi
gunta ella estirando los bra
̶ Sí, b
a. El aroma a nueces del café recién hecho nos recibe al entrar.
ina se vacía y rápidamente
la , retomando la conversación donde la dejamos antes de la cla
ensaladera. ̶ Sí. La empresa est
n la ensalada. ̶Alguien que sea socio tácito. Tiene que haber
e los inversores con los que he hablado quieren reestructurar los hot
ros empleados, gente que lleva con nosotros desde los dieciocho años. Han
scucha, con el tenedor suspendido en el ai
o un sorbo de c
ego dice: ̶ Podría
ne buenas intenciones: Anabela siempre ha sido
ue ya está causando revuelo en el
ulzura-. Tu empresa va de maravilla, pero no estás en condiciones d
verte así, Nat . Has trabajado muy duro. Tu pap
capital, lo perderemos todo. Los hoteles necesitan renovaciones
ome con su intensidad habitual. ̶¿Y qué? ¿
coches que pasaban. ̶ No sé. Es una locura, ¿
or con un golpe seco-. Apenas lo conoces. Ni siquie
solo un año, la empresa sobrevive. Su familia consigue lo que quiere, nosotros lo que
egunta Anabela , su voz ahora más s
onocía. Anthony es diferente. Es frío. Distante. Pero entiende lo que está en juego. Y ahora mismo, no puedo permitir
observándome. ̶ Solo prométeme que lo
rápido que se desmorona todo. En que la solución podría estar justo delante de mí,
e vueltas a nuestra conversación. Es una locura pensar que c
el sofá, con el teléfono en la mano, miro la p
nir a mi of
ápido de lo que me gustaría admitir. Casi al in
¿A qué hora
uelen ser caóticas, pero es mejor acabar con esto
tal
es rápida,
: Esta
ono y me dirigí al baño, esperando que una ducha me despejara la mente, pero ni s
as, no ver nunca a mi marido y posiblemente tener aventuras. Con A
oj de la pared. Son las diez menos diez. A
ta una inyección de capital, y rápido. Pero la propuesta de Anthony me está volviendo loca. E
onreír al presionar el botón. Al menos es predecible, responsable y confiable hasta ci
stá aquí, señorita
or, hágan
e fui a cenar con Anderson , me hizo esperar en el restaurante media h