intiendo cuando corresponde. Mi padre se aclara
mesa-, esperaba que tu padre nos acompañara
o pudo venir. Se está tomando un descanso muy necesario después de décadas gestionando el negocio f
d. ̶ Pensaría que querría estar presente en la boda de
ortara sus viajes. Los preparativos de la boda están bajo control y le presentaré
mi madre. No se inmuta, no cede ante la presión de
versaciones difíciles. Una habilidad que si
osos y tratan de disimularlo. Cada pocos minutos, mi madr
z baja pero firme. ̶ Anthony
hacia atrás mientras me le
ena de Anderson y la está tomando como una reunión informal
a molestarme en decir palabr
extremo antes de responde
rritación que se intensif
voz apagada-. No me c
labras parecen dejarme sin aliento. ̶ ¿Esperaste hasta seis sema
e ti. Necesitamos una participación en Almeida , y
istante. ̶ Para papá siempre son negocios, ¿verdad? Y ahora para
n maldito cobarde. Ven aquí y díselo tú mismo. Enfrén
ea se
n el teléfono en
ad. Mi oportunidad de demostrar mi valía después de todo,
o su sombra. Quería mi propio espacio para tomar decisiones, para forjarme m
ó por abandonar el negoc
s manos. El acuerdo con Almeida -algo que yo podría haber encabezado- se está
ieto mis man
obligándome a tranquilizarme. Tengo que decírselo.
edor todas las mirada
mientras regreso a la mesa. ̶Anderson no
a en la mesa. La mano de mi padre aprieta su vaso, pa
sus labios. Y luego está Natalie . No se inmuta, no reacciona de inmed
rande de whisky y
TA
o del motor. Tengo los nudillos blancos sobre el vo
silencio durante las últimas semanas, pero as
dice mamá desde el asiento del
¿Una seña
e, frotándose la frente-. No sé cómo le habríamos expl
spierta sin compañía?. Mis palabras son más duras de
o Ande
to se
amino que tengo por delante, pero lo único que pued
on fugas, la infraestructura obsoleta, los invitados enojados. Cada día, un nuevo desastre a
ión de capital habría significado reformas, solucionar por fin todos los problemas. Podríamos haber lanzado un plan de marketing a
dos habla; la tensión se instala como una densa niebla entre nosotras. No era justo desquitarme con mi madre. Estaba perdiendo el control y lo sabía; la