la tormenta. Elena y Adrián se movían con cuidado, conscientes de que el terreno en el que pisab

n una luz casi cálida, pero la atmósfera dentro era tensa. La presión de mantener su secreto se sentía en cada ge

ra Adrián, quien llevaba en sus manos dos cafés, con esa habitual expres

to -dijo, ofreciéndole un c

onrisa leve, agradecida por e

ento que todo se está ac

s dar marcha atrás. Lo que sentimos es

n fuego. No solo estaban enfrentando el peso de sus orígenes, si

que debían manejar con discreción. Pero a medida que caí

contró salida. Sus manos se buscaron, y sin decir palabra, cedie

en medio del caos que los rodeaba. Sus labios se encontraron con la suavidad de

lencio que siguió

lo que viene, pero sé qu

ra vez en mucho tiempo, pod

Pase lo que pase,

anónimo llegó a la bandeja de entrada de Elena. Un mensaje simple,

z, no se sintió sola. Adrián estaba a su lado, dis

bos sabían que habían cruzado una línea invisible, una frontera prohib

los empujaban hacia adelante, hacia un futuro incierto do

ada palabra medida como si fuera la última. Elena y Adrián sentían la presión de un enemigo intangible, que se manifestaba en

rnada, Elena sintió que alguien la seguía. Sus pasos acelerados resonaban en la acera desierta, y un nudo de miedo se apoderó de su garganta

lo sucedido. Él la escuchó con el ceño fru

lá de nosotros. Alguien está jugando para gan

etrás de esas amenazas. Ricardo, el hombre que les había proporcionado información sobre Isabel Montserrat, se co

nte discreto, donde entre susurros reveló

miembros influyentes para proteger la imagen de la familia Valcourt a cualquier costo

ente los impactó fue la mención de nombres, rostros que aún co

encia entre la familia Valcourt y un despacho legal. Entre esas cartas, descubrió indicios de una cláusula que ase

ían que revelar la verdad podría destruir no s

El miedo y la culpa se mezclaban con la certeza d

arse en pequeñas grietas: dudas, discusiones silenciosas,

eléctrica, Adrián se acercó a Elen

nes de esto -confesó-. Pero no

imas contenidas

Adrián. Pelearemos con

reparaban para la batalla más difícil: enfrentar un pasado

valentía, y la verdad, en un camino que solo