eos. La presión era insoportable. A cada minuto que pasaba, nuevas filtraciones llegaban a la prensa, poniendo en duda su rep
llamada entrante. Era Marc
os que vinculan a Daniel con algunos movimientos financieros sospechosos. Par
la verdad, sino sobre quién controlaba el relato. Era un jueg
reuniones con periodistas, contactos que le ofrecían ayuda y amenazas que acechaban en cada esquina. Su vida
ió un mensaje anónimo en su teléfono: "Cuidado co
juego era mucho más que su relación con Alejandro. Se tratab
ón mediática y la fractura familiar la habían convertido en una som
en secreto a Claudia Ramírez, la ambiciosa ejecutiv
n voz baja-. Si Alejandro cae, todos caeremo
e la lealtad en el mundo empresar
sgado. Convocó a Daniel a una reunión privada, sin cámaras ni testigos, en un lugar neutr
con la rabia y el dolor escritos en cada palabra. Alejandr
ejandro, con la voz cargada de sinceridad-. Pero
verdad? ¿Dejar que sigas jugando con la vi
chillos afilados, revelando heridas abie
en la guerra familiar la oportunidad perfecta para debilitarlo y tomar el control del imperio Mendoz
ía que debía ser cauteloso. Cada
o sobre una filtración masiva de documentos comprometedores, no solo sobre su ges
on derrumbar no solo su reputación, sino todo el imperio que había construido con años de sacrificio. Aquella mañana, al l
sobre la mesa-. No solo aparecen irregularidades financieras, sino también correspondencia
igos que querían verlo caer y la sombra del propio hijo, qu
el ordenador iluminaban su rostro cansado mientras repasaba cada archivo con detenimiento. Sabía que cada docume
mente. No era solo la presión de enfrentar a su padre, sino la sensación cons
taba decidido a hacer justicia, aunque eso
la familia. Consciente de que Alejandro necesitaba apoyo, ella
-le confesó a Alejandro una noche-. No p
a había dejado heridas profundas en aquellos que más a
as de Corporativo Mendoza. Alejandro, Marcos, Claudia
ormación -ordenó Alejandro-. No podemos per
u habitual fri
que no son leales. Si usamos la crisis para refor
para cambiar la narrativa pública y presentar
miento podía significar la diferencia entre salvar
un inesperado aliado en Sofía, una joven periodista co
mientras revisaban documentos juntos-. Si logramos sacar
a vez, alguien confiaba en él no solo como hijo
s Daniel volvía a casa, sintió que alguien lo seguía. Aceleró el paso, y cu
ijo la voz con amenaza-. Por
no retr
n firmeza-. Esto termin
la noche, dejando un ai
la ciudad desde su balcón. La guerra estaba lejos de terminar, y c
familia. Y en medio de ese dilema, el hijo que creía per