ción, era plana como el zum
las. Su nieto prov
a en mi alma. Mateo, mi Mateo, un pandillero. Mi chico que sacaba dieces en la es
es me
ó como un s
era me miró, solo s
Tome sus cosas y váyase,
o sentí su calor. El mundo se había vuelto frío. El mercado, que norma
e Municipal Arturo Morales, ya habían hecho su trabajo. "Joven delincuente muere e
cido a un titu
a con mantel de lino, riéndose con sus amigos. Mateo lo había visto, los había visto golpear a un vendedor ambulante
tar, el techo de lámina. Todo se sentía vacío, silencio
r era una bestia que me devoraba por dentro. N
debajo de la cama. La caja de mi hijo, el padre de Mateo. Mi hijo, el
n manos te
rme de gala. Y junto a él, en una caja de tercio
sus compañeros. Un hombre alto, un Almirante, me había entregado la med
ra familia, señora.
como la única cosa sólida en un mundo que se desmoro

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