," dijo mi padre, con una calma aterrador
abajo, su desdén e
o en el pueblo. Aprenderás el valor del traba
a. La prueba defini
su rostro era una m
o se ha hecho un hombre a base
a cabeza, fing
plo, Doña Isabel. Mateo
rgo. Me consideraban débil por senti
i voz sonó hueca, extra
Discutir era inútil. Eran u
ndo atrás el cuerpo de Leo
s retratos de mis antepasados me miraban d
uye
nada para
o dol
a más que un hoyo en la tierra polvorienta de la hacienda
. Intenté usar mi teléfono para llamar a
bía s
e mi padre estaba junto al poste telefóni
aislado po
l silencio en la habitación era p
en la puerta
Rica
ta. "Sé que esto es difícil. Pero tu padre t
," respondí, sin mirarlo. "Ne
un sonido lleno d
o, cualquier cosa, dímelo.
la mentira, la ambici
hermano. Era