có a ella y la
puedes pararte, simplemente debes irte. Noso
todo su cuerpo hizo que las venas de su frente se abultaran y el sudor f
ntener los oj
no podré ver lo
, Hester vio que él ya se estaba alejando y le dio la esp
la había
ambio, se agachó sin prisa y miró con arr
Ahora estás tirado en el suelo, como un perro muerto. ¿Sabes lo que Terence dijo hace un momento? D
para que Hester pudiera leer clar
abios rojos de Yam dibujaron una l
ra buena para nada: ¡era la esposa de Terence,
ntó del suelo frío. Su acción fue muy lenta, y retrocedió
enerla. Por el contrario, ¡deseaba qu
Vio a Hester luchando por levantarse del suelo, su piel clara llena de moretones y su frente hinchada con una marca roja. La camisa de algodón y dibujos anim
mirada. ¡Nunca esperó tener tant
ección de Terence, como si sint
a ver era una figura
importa cuánto se riera Yam de ella, ella todavía no era la anfitriona legít
éndose exhausta y con un dolor terrible, cerró los ojos y pronunció: "No soy basura.
ó imperceptiblemente. Había una
Se dirigió hacia la mesa del comedor, tomó la comid
mujer sensata y simplemente irse?
ó la muñeca de Hester. El dolor de su agarre hizo que ella aflojar
lor, el contenido del
piar el delantal. Sin embargo, fue arrojada al suelo por Terence. Su rodilla
uevo dolor en la pierna. Con un suave gemido, cui
! ¡Sol
en quedarte conmigo? ¿No te casaste conmigo para llama
iada para que te sirva, ¡siempre y cuando entregues las pertenencia
o volver
lenos de lágrimas. Con el corazón vencido, Hester asinti
e que me case con ella". ¡Imposible! ¡De ninguna manera! No creo en el amor ¡E incluso si lo hici
nce, y no pudo evitar temblar. No había amor en sus ojos e in
Imposib
a señora Qi Quiero...
tás
e preguntó por qué su madre creía que
pensó que tal vez él era el
ti. Esperaré. Cuando esté de buen humor, hablaremos sobre nuestro
o lo que
abios y dijo
n tan fríos que Hester
sus huesos. Ella no pudo evitar temblar. Finalmente, ella asin
la ira en su rostro desapareció y la exp
haré lo que quieras. La comida que prepar
o. La sopa en el suelo se mezcló con la sangre de su rodilla rota. Tenía heridas en todo el cuerpo. Fue difíci
emo que no
ueno, ¿me estás rechazando ahora? ¿No dijiste que me cuidarías? Ahora es tiempo de que
r eso. Es solo que e
uidarme, te mantendré a mi lado. Pero ahora ni siquiera puedes coci
do decir una palabra. Por fin, s
ió, "Entiendo. Espera un momento. Lo
e goteó por sus piernas delgadas y delgadas, pero no le importó. Limpió el su
recerró los ojos, su mir
ba a pasar por todos estos problemas ...