ita con sangre a algunos nobles influyentes, y la historia de su "sacrificio" por amor se estaba extendiendo por la ciudad, consolidando s
el "Manantial Milagroso de Sofía". Los yacimientos de oro y hierro que señaló en los mapas, cuya riqueza ahora financiaba el lujoso estilo de vida de su familia y el pode
abía recibido desprecio. Y ahora, su fama, su
a cama, conservando la poca energía que le
rar en su habitación. Esta v
. "Vas a acompañar a Sofí
te en la cima de una colina cercana, era un lugar s
felicidad", continuó Mateo. "Y tú, como s
abía escrito su deseo en una cinta roja -"Que mi esposo me ame"- y la había atado a una de las ramas más altas. Al
r, vio a Mateo ayudar a Sofía a escribir su deseo en una cinta dorada y atarla con cuidado en una rama prominente. Se ab
regresaron, no la
de Sofía durante toda la noche", anunció Mateo, arrastrándola hacia e
tarse. La única luz provenía de la pequeña llama de la lámpara. Luna se sentó en el
rió de golpe. Mateo entró, s
ó, y la agarró, ar
yacía el cuerpo de un hombre, un conocido ladrón del pueblo, con un cuc
"¡Yo lo vi! ¡Fue Luna! Salió a escondidas del templo y
rda, tan mal construida,
ó la gente que se
s de brujería y asesinato, y por la petición del Regente Mateo, quien se siente deshonrado por su esposa, s
a pedido esto? ¿Había sacrificado su pr
zcla de furia y una extraña confi
neno!", orden
, sus ojos fijos en ella, esperando. Él no creía que ella moriría. Estaba convencido de que su
lor insoportable, peor que el de su enfermedad,
ente, dirigiéndose al sistema.
puede ser alterado. Debe
se volv