és de mi expulsión, no para consolarme, sino para romper oficialmente nuestro compromiso. "Mi familia no puede asociarse con una fracasada y una agresora," me hab
guntó Javier, su arrogancia vacil
do y preciso, levanté la mano y le di una bofetada. El sonido res
mejilla, su expresión una m
loca!"
as vacías. Tu familia necesita a la mía, Javier, no al revés. Eres el hijo de un comerciante que busca desesperadamente el prestigio que sol
la escena con genuino miedo. Mi ataque a
o es solo una falta de ética. Es una violación directa del artículo 7 del reglamento de la Academia Sol y Sombra, firmado por
seriedad de mis palabras cambió la atmósfera por completo. Ya no era un s
a palabra "expulsión" era la más temida en los pasillos de la academia. Nadie se atrevía a intervenir. El
dad," tartamudeó Isabell
cámaras de seguridad del pasillo," la desafié, sabiendo que las cámaras la
de su rostro. Sabía
con una fuerza q
director ahora mismo y aclarar
s. Javier se quedó paralizado, humillado y sin saber cómo reaccionar. Por primera vez en mucho t
cernió sobre nosotras. Una mano grande y fuerte se cerró so
ue estás haciendo? ¡S
siado bien. Era mi tío Ricardo, el padre de Isabe
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