, el hielo chocando contra el cristal era el único sonido que rompía el silencio de sus pens
boda de sus sueños con el hombre que amaba, Ricardo,
concertante, sus ojos oscuros eran profundos y difíciles de le
ue llenaba el espacio entre ellos, su traje, aunque sencillo, gritaba calidad y dinero, y el aroma sutil de su loció
o, y encontrarlo en la cama con su propia hermanastra, Isabella, la imagen de su
llo de compromiso que aún llevaba puesto, la joya, que antes simbolizaba amor y futuro,
etazo, no solo la imagen, sino también las pal
on ella y tengamos el control de la empresa, la echaremos a la calle. Al fin y al cabo, el
llena de una codicia que Sofía no había sa
y afilada, reemplazó el dolor, no iba a permitir que se sal
el hombre misterioso, la decisión se formó en su mente, aud
su voz firme, sin rastro de la vul
ptible jugando en sus labios, "¿Contratarme?", repitió, su t
un prometido, alguien que me acompañe a eventos, que
ella con frialdad, "te pagaré bien, muy bien, solo ti
ón en sus ojos fue reemplazada por una curiosidad genuina, "¿Y por qué yo?", p
"eso es lo que haces, vendes tu tiempo y tu compañía, y
unos dientes perfectos, "Una propuesta interesante", admitió,
... el necesario para recuperar lo que es