restaurante de
ientes tienen más dinero
i nuevo vecino sentado en un
viviría en un edificio como el mío si pued
de cabello platino, qu
, así que me abstengo de saludar a
mesa de junto y me
de mí, empujando un
l tiempo antes de contar una historia y casi siempr
do a no em
sto. -Saca un anillo de su chaleco y
e
el diamante que no escucho l
cuenta de que se
rlo en la comida de su novia -
to a Spencer para que descargue los platos sucios-. Esp
lan? -pregun
la propuesta con él mientras yo i
-dice Spencer cuando Vanessa termina-.
opla y rued
n que nuestra prioridad núme
. El pasatiempo favorito de ambos es
mesa, memorizando órdenes, retirando menú
cada vez que paso frente a las cristaleras de la
el anillo en el postre, su reacción
ujeres de cuyas propuestas matrimoniales he sido tes
a y, sin darle la oportunidad de pedirle
chando? -inquiere molest
e Oliver, y vuelvo el rostro hacia ella.
or, pero se conforma con llamar a mi supe
arece querer apuñal
a, forzando una sonrisa pa
rle que se encargue de m
edia hora después, la mesa
•
con pantalones. De cualquier modo, no me siento segura al viajar en m
o frente a mi edificio y
él con una s
bby, a excepción del
. Las puertas comienzan a cerrarse, pero una mano se
desaliñado que me toma va
evuelto. Se ha quitado la chaqueta y llev
a en que se tambalea
por un instante, luego levanta
a que carece de felicidad-. Eres la inquili
il
hago a un lado porque no quiero morir aplastada
ntra la barra de meta
ran y el elevador e
rte una preg
ra vez. Me giro para que estem
as conmigo?
ida se refleja en el
hable e
na y digo-: No lo sé, depende de mi padre.
pero su mirada apagad
casarías con algui
, no tengo idea de cóm
s dedos, uno a la vez, mien
co, atento, ca
mpo con un
tendí que eres el
sión y su sonrisa se ensancha. Entonces repara en el
este. Después de todo, la respuesta está en mi
el que estas palabras abandonan mi gargan
ospechará que estoy en
zo una salida dramática, del ti
edor. Luego corrió hacia el interior del restaurante sin fijarse por dónde iba y chocó contra el so
liz, pero traté de no demo
ra que estoy rememorando l
en un silenc
nsando en qué decir par
ntarle una hist
a de teatro y, en lugar de decir «siento tu pena»
. Se ech
z que sus carcajadas cesan, enjugándose l
servirá d
nuestro piso y las
rme muy nervioso pensando en lo que sucedería más tarde. Mi mejor amigo se dio cuenta y se burló de mi inexperiencia, diciendo que probablemente no tenía idea de cómo ponerme un condón. Eso me recordó que necesitaba preservativos. Lo arrastré detrás de las gradas del gimnasio para que nadie nos viera y le pedí uno de sus condones. El muy idiota sonrió y me dijo «si quieres que te dé uno, vas a tener qu
a sofocar el sonido de mi risa, p
una ocasión, se despertó porque estornudé, a pesar de que nue
y, en venganza, le contó a todo el mundo que le hice una felación a Matt. Hasta
vez lo habrían dudado -bromeo, s
ón. Sin embargo, el temblor de sus labios deja en e
lió más que el rechaz
allida propuesta matrimonial tres horas
su negativa no lo afectó tan
e la lengua, pregu
tensa. No luce molesto, parece que está inte
lación por cuatro años. Me tomará tiempo acos
strándome c
cir, así que
tras respectivas puertas. Antes de entrar, echo un vistazo sobre mi ho
deja caer las llaves. Se inclina para recogerlas, pierde el
me agacho junto a él para
mbargo, no me convence de su bienestar. Está tan ebrio que podr
a que se te quite la borrache
, le indico que tome asiento en l
n el sillón reclinable mientra
n la taza más grande que tenemos, la
tamaño después de to
inquiere con una sonrisa s
ue me es posible aparentar-. Creo que el inquilino anterior la usa
sión. Entonces nota que estoy in
ice. Juraría que en sus
es y una mentira conmigo -le aconse
no tan buena. Necesitas tr
re que juguemos p
nos asusta y lo que nos hace felices. Hablamos de todo, desde nuestro c
e, según me dice, su ve
por completo del juego y nos sumergimos e
e, se mudó a Manhattan hace una década, y trab
istí a la universidad, pues no quiero que me tache de
un bostezo me interrumpe mientr
iver, mirando la hora en el
tengo sueño, se pone de pie, me da
ta, contenta de ver q
s labios se curvan en una sonrisa