, era mi alma gemela predestinada. Un
otra loba, Serafina, como su Luna elegida, usando a un cac
hacia nosotros. Kaelen pasó a mi lado sin siquiera mirarme, protegiendo a
ra volteó
timarla, arrastró mi cuerpo herido a una piscina
rar, él se cernía sobre mí, s
despojaré de tu nombre y t
ar matarme convirtió la última
ferta para unirme a la
mas cada recuerdo que me había dado, viendo cóm
ítu
vista d
sado semanas perfeccionando. Esta noche era la víspera de mi decimoctavo cumpleaños, la noche antes de mi Primera Transformac
era nuestro. La Diosa de la Luna había tejido nuestras almas mucho antes de que naciéramos. Lo se
lo. El betún era del color de un cielo de medianoche, con delicados
nada, donde estaban las oficinas del Alfa. Él siempre trabajaba hasta tarde, administrando e
ible. Leche, talco de bebé y el olor dulce e inocente de un cachorro de lobo. Uno muy
oficina estaba ligeramente entreabierta. Se escuchaban voces: el ton
o, Alfa? -preguntó J
s costillas. Me pegué contra la fría par
desprovista de la calidez que yo a menudo imaginaba-. Necesita ver q
en mi estómago. Es
leto, más bien un susurro en el viento, un efecto secundario de mi inminente Transf
n en encontrar uno que no causara problemas.* Era el p
Alfa*, respondió Jax, su voz mental
rango que él siempre había favorecido. Estaban planeando montar una familia falsa, usando un cachorro
oso, tan lleno de emoción cruda que se sintió como un golpe fís
rmitiré que una Omega déb
uelo de mármol con un golpe suave y nauseabundo. El hermo
erpo. Sentía como si mis huesos estuvieran en llamas, retorciéndose y crujiendo. Mi visión se nubló
jar que me
curidad del bosque circundante. Cada paso era una tortura. Sentí mi columna vertebral alargarse, mis articulaciones dislocarse y volv
chando al Errante con una eficiencia brutal. Me había encontrado llorando, con la rodilla raspada y sangrando, y me había puesto una barra de chocolate en la mano. Su
era veneno, convirtiendo
dificultad. Miré mis patas. Eran enormes, cubiertas de un pelaje tan blanco como
desamor. Mis nuevos y poderosos sentidos captaron la red de Enlace Menta
, mi voz menta
tir tu dolor!* Su preocupación
oferta de estudiar en el extranjero. Iré al territorio de
i forma humana fue igual de doloroso. Desnuda y temblando, cojeé de
mi cabeza. Un mensaje formal
o, profesional. Una imagen brilló en mi mente: una pequeña y peluda
la decencia de decírmelo a la cara. Lo estaba hac
no importaba. Sol
puesta, haciéndola tan vacía y ob
mi
n. La daga de entrenamiento que me había regalado para mi decimosexto cumpleaños. Una vieja camisa táct
ta que no fueron más que brasas incandescentes, los últimos vestigios d
-