co en la Ciudad de México, terminó en el instante en que murió mi padre. Yo ten
esposo estuvo ilocalizable. Entonces, una amiga me mandó una foto. Dante en
rima, Va
y una cumbre de negocios complicada. Esa noche, enc
yo tenía "los ojos de Valenti
planeaba llamar Elena, como Valentina, describiéndola como "un pedaci
plente. El amor que sentía por
deslicé una carpeta sob
para una dona
firma en lo que en realidad eran nue
o esa noche, oliendo a mentiras y a mi prima, hice
a absoluta
ítu
Isab
terminó en el instant
ido a mi alrededor. Antes de eso, mi vida era un cuento de hadas escrito con sangre y diamantes. Tenía veinticuatro año
an y las mujeres lo desearan. Para el mundo, era el Don de la familia Montenegro, un líder despiadado cuyo imperio se construyó sobre los huesos de sus enemigos. Su nombre er
n su penthouse con vistas a la ciudad que era su reino. Me había perseguido con una intensidad implacable que me dejaba sin al
la estupidez. Le di mi cuerpo, mi co
hijo. El heredero al trono de los Mo
ue sus ojos a veces se perdían cuando me miraba, como si estuviera viendo a alguien más. Los fugaces momentos de frialdad que
uebrándose por el teléfono, ahogada en un dolor
e. Su corazón... sim
amable padre que me enseñó a revelar mi primera fotografía. Se
ular. Se fue d
ada timbrazo sin respuesta era una gota de agua helada so
ndres. Su teléfono está apagado. Es la regla de la famil
, planeé el funeral de mi padre sola, con el peso de mi dolor ap
léfono. No era de Dante. Era de mi amiga
rante de lujo, con la cabeza inclinada, sus labios casi tocando la oreja de la mujer a su lado. Su mano, la
echada hacia atrás en un gesto d
na Montenegro. La Con
n vidrio en mis pulmones, y cada respiración era un fragmento de d
n cara y a viaje transatlántico. Me rodeó con sus
fue una pesadilla. Mi teléfono se m
rcados con lo que ahora veía como una preocupación actua
saqué una carpeta de mi portafolio de arte y
de seda, luciendo en todo como
guntó, echando un vi
nueva ala del museo", dije, mi voz firme,
ceguera. Tomó una pluma, garabateó su poderosa firma en la línea i
, un peso cálido y pesado que hizo que se me erizara la pi
invisible me estuvier
asma en mi propia casa. Lo oí en su estudio, su voz baja e íntima. Me a
oído. "Ella me necesitaba, pero esto era más importante. Consolidar
zo en el estómago. El segundo
entado arrebatarme la bolsa de mi cámara y, de la nada, Dante había aparecido, un salvador brutal y hermoso, despachándolos con fría eficiencia
a. Su cuarto seguro. Estaba sin llave. Dentro, la pared no estaba llena de libros de contabilidad o armas. Era un santua
encuadernado en piel. Mis mano
ágina. La entrada estaba fechada hacía cuat
puedo fingir que es ella. Valentina eligió a la familia por encima de mí, eligió el poder. Bi
mi visión borros
acito perfecto y diminuto de la mujer que nunca podré poseer de verda
n sollozo. Yo no era su esposa. Era una sustituta. Mi bebé... nuestro bebé no era pro
aridad fría y dura. El amor que sentí
ía un hijo que fuera un
bargo, absolutamente correcto. Encontré el número de una clínica privada. Mientras él