cosa menos apetecible. Estefanía Gilbert, la anfitriona, acababa de poner la mesa cuando vio algo que le
tía por Erik parecía una flor marchita, sedien
otos íntimas con Erik, estaban diseñados para retorc
esos tres años de constantes batallas,
lce: "¡Estefanía, siento mucho interrumpir tu cena!". "¿Tú preparaste todo esto? ¡Eres toda una experta en l
su interior. La sola presencia de Vivian era un recordatorio doloroso del am
entrar en mi casa como si tal
s. Debido a mi delicada salud, el médico me recomendó una dieta muy estricta, ¿entiendes? Así que, cuando me enteré de tus excepcionales dotes c
rd. Apenas nos conocemos, así que no hable como si fuéramos amiga
supone que eres hospitalaria!
e casaste con mi hermano, ¡no actúes como si la presencia de Vivian fuera una g
no hubieras aparecido", añadió Lacey, sentándose habitualmente a
a tensión en el aire entre Estefanía y Erik. Sus miradas evasivas y posturas rígida
, sonó el
nte, intercambió unas poca
Estefanía, por favor, ocúpate de todo aquí. No volveré e
ó a las mujeres que quedaban con una mirada de a
levantó y subió
orque estoy aquí?", preguntó Vivian,
z, Vivian. Pr
s dedos el estampado de la colcha mientras los recuerd
ente de alguien durante un discurso en el campus. Y, sin embargo, a
l no era solo un deseo, sino una
un farsante, y sus sueños se desmoronaro
la había imaginado, pero n
en las que había confiado, pero
do a los Palmer, con el corazón dividido entre el resentimiento y l
su suegra y su cuñada le ponían,
perseverar, esperando el día en que él finalmente abri
un descarado desprecio por sus sentimientos. La fuent
ería hacerla renunciar a s
c,
lamó a la
epentimiento. "Estefanía, lo siento. No me di cuenta de q
fingir", respondió Estefanía con brus