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Historia
El Amor Descartado, La Felicidad Encontrada

El Amor Descartado, La Felicidad Encontrada

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1353    |    Actualizado en: 13/10/2025

s limpias. Esta noche celebrábamos la recuperación total de Mateo Barrera, el niño prodigi

ra de la alberca mojó su vestido, Mateo me empujó a un lado para prote

llorar. Él no me defendió cuando ella afirmó que éramos "solo amigos". Luego, su madre, Estela Cantú, me

per la preciada caja de madera de su padre. Él le creyó, obligándome a beber la sopa

astimaría después de todo lo que había hecho. ¿Por qué

ños, Mateo. Me voy. No me busques. Adiós". Apagué mi celula

ítu

ntemente iluminado. Yo estaba de pie, justo afuera de las puertas de cristal del patio, sosteniendo una ba

aba de nuevo en pie, y sus amigos estaban aquí para darle la bienvenida. Debería haber estado

vez -escuché decir a Javier Fernández, uno de l

o una palmada en l

es la verdadera campeona. Tres añ

ho. Ellos lo veían. Veían todo lo que había h

tó su botell

esoro. Así que, ahora que está

oír era el suave murmullo del agua en la alberca. Contuve la respiración

Era un sonido que conocía

l-. Es una gran amiga. La mejor fisio

omando un sorbo l

es

ó la respiración, y la bandeja de toallas de repente se sintió cien kilos más pesada. E

su voz teñida de confusión-. Carla Macías te botó en el

ensombreció al mencion

les de

as, así que se largó. Armida fue la que te cambiaba los vendajes, la que te ayudaba a

. Las escenas de los últimos tres años

rozó sus piernas y su mundo. Quedó confinado a una silla de ruedas, su carrera en pausa, su futuro inc

convirtió en mucho más. Lo empujé cuando quería rendirse. Lo abracé cuando lloraba de frustración. Celebré cada peq

una necesidad. Sus amigos me trataban como a una más de la familia. Y yo me había permitido cree

bre carismático que solía ser. Y yo era solo la fisioterap

abrirla, forzando un

tán las

da de palabras no dichas. Mateo no me miraba a los o

una nueva voz cortó

eo, c

n estudiado y delicado contoneo, estaba Carla Macías. Llevaba un

rtos con incredulidad y algo más... al

lla, su voz un suave ronroneo-. Te

ía. Recordaban cómo lo había abandonado. Pero M

s increíble

, una imagen

e ext

de agua en la alberca. Una salpicadu

ó un pequ

mi v

ibrio y manoteó, golpeando accidentalmente un flo

uidado! -g

n una fuerza brutal a un lado para llegar a ella. Envolvió sus

eó el duro borde de concreto de la alberca con un crujido espan

al a

acunando a Carla en sus brazos, su rostro una máscara de preocupación

a, torciéndome gravemente la muñeca para amortiguar su caída. Él había sostenido mi man

en mi mente, un so

cuperado. Ya no

celular, que estaba en una mesa cercana, vib

rabajo. Aquí tienes un cheque por cincuenta millones de

i cabeza no era nada comparad

. Me

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