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Historia

Capítulo 2

Palabras:1296    |    Actualizado en: 14/10/2025

ista de Es

espués. Javier nunca volvió

nuestros sueños. Cada línea, cada ventana, cada tono de blanco había sido una decisión conjunta, un test

e mis velas de vainilla y sándalo. Era un perfume floral, empalagoso y dulzón. El aroma de Kim

uave tarareo hasta nues

en mi bata de seda favorita, la que Javier me había comprado para nuestro aniversario. Mi joyero estaba

madre, dejando que las delicadas

fingida inocencia. No parecía enferma. Se veía vibrante, triunfante-. Javier

ago alrededor d

a. Ya que, bueno... te ir

a mi anillo de compromiso y mi argolla de matrimonio. El anillo era una pieza personalizada que yo mism

edor de la banda de platino. Intentó ponérse

na sonrisita de suficiencia jugando en sus labio

te estalló en mi pecho, q

alo, K

sus ojos se llenaron de lágri

a admirando. Es tan hermoso.

ue lo s

está p

, el que tenía el tonto lema «Besa a la Arquitecta» que le había compra

berly a mi expresión fría y dura. Sus ceja

ió-. ¿No ves que la estás alterando

osa? ¿Me pedían que fuera generosa con la mujer

igrosamente baja-, es mío. Qu

e acercó a Kimberly, tomando suavemente el anillo de su mano. Por

vió hacia ella, s

. Te compraré uno nuevo.

nuestro anillo, nuestra promesa, toda nuestra historia- en la maleta

berly necesita esta habitación. Tiene la mejor luz y el baño privado es

de Kimberly y la sacaba de la habitación, murmurándole palabras tranquili

de Kimberly: callos de hacha sellados, crema de langosta, espárragos a la parrilla. Cada pla

estaban cocinados en

pánico, después de que comiera accidentalmente una galleta con relleno de crema de cacahuate. Me había sostenido la mano mientras

rocito de cáscara de la langosta de Kim

e recordar que estaba allí-. No tienes

que una vez memorizó cada una de mis preferencias, cada uno de

do mientras tomaba mis pali

ancia de Javier. La llevó al estudio, un lugar que siempre había sido nuestro sant

o relegada- y comencé a empacar las pocas pertenencias que él aún no había descartado. No q

sde el estudio de abajo, seguido

or el p

fragmentos de vidrio estaba la fotografía rota y arrugada de mi madre. Era la única foto que tenía de ella

o al pecho-. Soy tan, tan torpe. Solo quería ve

lado, revisando sus ma

no te preocupes -dijo con d

ativo se había perdido hacía años. Esto

unir los fragmentos del rostro sonriente de mi madre. Una astilla de vidrio me cortó la yema del dedo. Ni siquiera lo se

ilenciosas y calientes, nubland

ocupándose por Kimberly, completamente ajeno a la deva

y por primera vez en veinte años, no vi al hombre que amaba. Vi a un extraño. Un

-

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