vista d
rigiéndome hacia un estrecho sendero que rodeaba el costado de la mansión. Las piedras estaban f
re olía a aceite y desinfectante. Antes de que pudiera asimilar la f
erto, un retumbo amenazador vibraba en su pecho. Me congelé, mi sangre se convirtió en hielo. La sir
de llantas, su aliento caliente bañando mi
s! ¡Q
Krystal, la niña del vestido rosa, de pie en la puerta qu
u voz llena de acusación
ta corrió
á bien? No sé por qué s
erro, que ahora estaba presionad
site un baño ahora.
mo si fuera un
n carne viva con un cepillo rígido destinado a limpiar pisos. Temblé, apretando la mandíbula para evitar que mis dient
momento de lo que él llamaba amabilidad, le había dado un dulce. Su garganta se había cerrado. Su cara se había hinchado. Reco
vera a los
casa. Estarían preparando la cen
a la casa principal. Corrí a través de una lavandería impecable y entré en una r
re estaba cargado del aroma de carne asada y hierbas. En una
bil-. ¡No pueden usar eso! Mi mami.
re corpulento con la cara
de aquí, pequeña ladrona!
cabeza golpeó la esquina de una mesa de acero. El dolor explotó detrás d
que te
, un hombre de traje
exigió. Me vio en el suelo y s
robar comida, señor
a enumerar las necesidades dietét
s, ni fresas. Sus comidas deben prepararse en un ambiente completamente estéril. Use
l. Ya lo sabían. Pero la patada
hablaban. Damián se sentó junto a mi madre, su mano cubriendo la de ella sobre la mesa. Se inclinó y señaló una tenue cicatriz plateada en su antebrazo. La sonrisa de ella vaciló. Toda la famil
vés de la mugre de mi mejilla. La limpié rápidam
mis pies descalzos silenciosos sobre el frío azulejo. Encontré el bote de basura, mis manos temblaban mientras sacaba la bolsa. Dentro,
ín desechado en la boca con los dedos. Por primera vez desde que salí del
Salí a trompicones del garaje, doblándome de dolor, y volví a vomitar, esta vez sobre las impecables pi
or toda la mansión. Las pu
o sobre mí, su rostro una mezcla de
los escalones, aferrados a sus batas de seda-. Su sistema está severamente desnutrido. No puede
é con un dedo tembloroso h
co frío, escuché los sollozos entrecortados
Cada vez que la veo... veo sus ojos en su c
en lo alto de las escaleras, su rostro una máscara de rabia fría y controlad
-preguntó, su voz