Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1103    |    Actualizado en: 15/10/2025

vista d

idos y silenciosos. Me agarró del brazo, sus dedos se clavaron en mi piel como g

o despacho con paneles de madera que olía a cuero y whisky. Me empujó

nca, clínica. En el centro, atado a una cama con estructura de metal, estaba Beto Mendoza. Tenía los ojos abie

a fuerza innecesaria. Luego, tomó un vaso de agua, lo sostuvo a centímetros de la cara de Beto y lo vertió lentamente en el suelo. Una sonrisa cruel

alofriante justo al lado de mi oído-. Muy cara. Les pago para que lo manten

ca, su aliento frí

a mi esposa. Tú -dijo, su voz bajando aún más-, también eres un recordator

u sombra cerni

la mirarás. Te harás invisible. Si le causas un segundo más de dolor, si la oig

ir, mi cuerpo temblaba tanto que pensé que podría desmoronarme. Él no era mi padre. Era mi captor. Pe

a de un fantasma. Comía mis comidas de un tazón de perro de acero que dejaban en el suelo fuera de mi puerta: arroz insípido y verduras al vapor, lo que

de absorber un poco de calor. Krystal salió, con Zeus trotando a sus

, señalando con el dedo mi sim

es mi tazó

tazón de Zeus! ¡Eres asquerosa! ¡

na y lo estrelló contra mi cabeza. Un estallido de luz blanca explotó detrás de mis ojos, segu

aba torcido por una rabi

igual que él! ¡Oja

onando por el césped

! ¡Atr

es. Aterricé con fuerza en el césped, sin aliento. Los dientes del perro se cerraron en mi muñeca

de pie en una ventana del segundo piso, mirando la escena. Nuestras miradas se encontraron por una fracción de segundo. Vi un des

la mano y cerró las cortinas, sumiendo s

speranza dentro de m

en mi brazo. La hierba estaba fresca contra mi cabeza sangrante. Me s

bruscamente en la entrada.

ndo aquí?! -retumbó una v

ateado, cruzaba el césped. Agarró al perro por el collar

su rostro una máscara

s bien

rza, el padre de Da

rmera estaba cosiendo la herida de mi frente, su tacto suave. No lloré. Ni siquiera me inmuté. El dolor en mi muñeca por la mordedura del

rystal entraron corriendo, sus rostros pálidos de pánico. Los ojos de mi madre estaban en

asó corriendo

está bien? ¿V

í, sino al espacio vacío junto a

jeron que tuvo u

ró apresuradament

de Damián Gar

í por mí. Esta

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY