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ad de la familia fue la prime
nónimos en un foro de internet me señalaron la horrible verdad. El men
s escuché hablar. Se reían de su aventura con la orien
á -dijo mi hijo-. ¿Por qué no d
a mi reemplazo. Mi familia perfecta era una
ó una llama en los escombros de mi corazón. "Junta pr
ban firmes cua
e có
ítu
dra Or
construida no fue una mancha de labial ni un rastro de perfume desconocido; fue un
l célebre arquitecto, estaba en un viaje de negocios en Monterrey. Jacobo, nuestro hijo de dieciséis años, supuestamente estaba a
ma para mi carrera matutina. Pero una notificación ya estaba ahí, la vi
esa habitación de hotel. Me debes el segundo round... pronto.* Le seguía una se
ra mis costillas, como un p
, pero en el fondo buen chico. ¿Estaba... involucrado con alguien? ¿Alguien mayor? La idea fue como si me arr
dieciséis años. Los chicos de dieciséis cometen estupideces impulsados por las hormonas. Mi mente se acel
emasiado inmensa. Se sentía como un fracaso de mi parte. Así que hice lo que c
ara pedir consejos sobre cómo navegar la adolescencia. Usando una cuenta anóni
a (16 años) está en una relación inapropiada con alguien mayor. El mensaje mencionaba
, de simpatía. Sugerencias sobre cómo hablar con é
io me cayó como una p
n momento. Y estás seg
ignificaba eso? Por supuesto que
defensiva a flor de p
cuidado. La forma en que está escrito. 'Me debes el segundo round'. ¿Suena c
. Volví a mi propia publicación, releyendo l
eren una tarjeta de crédito y ser mayor de edad para registrarse. ¿Un chico de 16
te de mil pesos al día que yo misma le había puesto. Se quejaba de eso constantemente. No
to era absurdo. Eran extraños en intern
sa, pero ya estaba empezando a germinar. Los comentarios seguían llegando, una ca
tro hombre
pantalla, acusadora y obscena. Mi
to
giado en las revistas como el esposo y padre ideal, un arquitecto visionario que aún se daba
la que casi me reí. Un
os comentaristas eran como detectives, armando un
ncipal, el que hizo que el s
.. pastillas para la potencia sexual masculina. Específicamente, la pastillita azul. Un chico de 16 años no tiene abs
astrero que comenzó en las yemas de mis dedos y se extendió por todo mi
odía
to
absurdo se cuajó en un pavor espeso y sofocante. Mi estómago se revolvió. Sentí una ol
*, me dije. *Está
iéndose me hizo saltar. Las llaves s
a llegué!
miliar, resonó por el vestíbul
sonrisa. Todavía vestía su ropa de viaje, un saco a la medida y unos jeans
ando caer su portafolio y atrayéndome hacia él para un abrazo. Olía a colonia c
sa vaciló mientras
areces como si hubie
legante caja de Que Bo!
melos de chocolate
álidos y marrones que me habían mirado a través de mil mes
enti
bil, mi rostro se se
y cansada. Fu
r detrás, apoyando la barbilla en mi hombro. Su contacto, qu
encargo de todo aquí abajo. Hasta subo a darte un masaje en
erada prueba. Apoyé la cabeza en su pecho, el ritmo de s
ome antes de romperme en mil pedaz
bros, su actua
to. Iré a sa
a dejado junto a la barra. Mi mano temblaba. Sentí una punzada de
mío se quedó sin batería. "Usa el mío, mi amor, revisa lo que quieras". No tenía nada q
siendo paranoica, enloquecida p
e nuevo. Llevé su maleta al cuarto de lavado. Abrí el compartimento principal, sacan
el bolsillo
ueño y cuadrado. Un s
saq
do se
misma marca, me di cuenta con una nueva ola de náuseas, de la que había encontrado uno suelto en el fond
habitación daba vueltas. Todo el aire había sido succionado de mis pulmones. El comentario del for
n con un chasquido
ra J
fue
mi e
do. Una nueva notificación del foro. Me arrastré
directo de Ju
que es tu esposo, hazle caso. Y si lo es, no lo confrontes.
zadas por una calma glacial. Las lágrimas que habían ame
jo, arriba, siendo saludado por su padre engañoso y man
firmes. Navegué de regreso a la aplica
e có
 
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