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elazada en la de mi prometido, esperando el estreno del podcast d
a contando la historia de cómo sobreviví a un secuestro bruta
mis grabaciones privadas de terapia
e "salvó"; era el topo que entregó mis traumas más
iones entre sollozos, editadas para que
ntra mí, abucheando a l
ue esta humillación pública era solo "t
pánico hasta que una voz
élt
realmente me encontró en esa cabaña hace añ
multitud; me entregó el
y solo la so
e, y voy por tod
ítu
ista de An
ndo para convertirlo en una mentira, supe que mi vida había termi
Su podcast de crimen real, "La Niña que Gritó Lobo", estaba a punto de lanzar su gran final. Este era su momento. Había salido
né que me tragar
ión. Erick, mi prometido, estaba a mi lado, su mano cálida sobre la mía. Él era el Dr. Erick Nájera, el renombrado psiquiatra
algo estaba mal. Los detalles estaban sesgados. Mi miedo fue minimizado. Mis captores, los hombr
eria, sedosa e insidios
stra manipuladora que convirtió una situa
de coche, sabiendo que era tu coche, pero siendo impotente para de
testificado, fueron presentados como participantes involuntarios en un esquema que yo orquesté. Era una distorsión grotesca. Los clips de audio que entrelazaron... reconocí mi propia voz, pero estaba manipulada. Editada. Mis sesiones de terapia cr
o su mirada estaba fija en la pantalla, con un extraño
junto a una foto enmarcada de mí en el momento del se
¿Y si la 'niña que gritó lobo' no estaba llorand
s disgustados. Mi corazón martilleaba contra mis costi
ck, mi prometido, el hombre que prometió protegerme, caminó hacia ese escenario, bañado en los aplausos de personas que creían que yo era una mentirosa. Sonrió, una sonrisa confiada y encantadora,
nándome, asfixiándome. La gente estaba vitoreando la
giró, con la preocupación grabada en su rostro.
r sorpresa por mi movimie
na pregunta
cia mezclada con un ruego desesperado. Él lo sabía. Tenía que saberlo. Mi
ue se sentía como vidrio roto. Miré directament
esafiándolo. Se puso pálid
ápida de mente, in
n fue exhaustiva. -Miró a Erick, luego de vuelta a mí, con un destello de triunfo e
dad? -Hice una pausa, dejando que mi nombre completo colgara en el aire, un nombre que una vez trajo s
torciendo sus facciones. Valeria, sin embargo, solo inclinó
e, proporcionó información y materiales invaluables que nos permitieron descubrir finalmente la verdadera narrativa. -Se volvió hacia Eri
zó un asentimiento rígido, un acuerdo silencioso a las palabras de Valeria, una traición pública. Luego, sus
rlona, un sonido
quila, cortó el repentino silencio-. Ustedes no recon

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