rapado. Lo sabía. Simplemente lo sabía. Jessica. Algo andaba
hacer nada para despejar la niebla del pánico. Mi viejo Tsuru no era confiable, a kilómetro
lado. La ventanilla se deslizó hacia abajo, revelando el ro
o. Pero Jessica. El tiempo era esencial. Miré el asiento trasero. Brenda
sigas aquí", murmuré
oche. "¡No me toques! ¡Aléjate de mí, Karla! ¡Está loca, Kael! ¡Siempre ha estado loca! ¡Podría
i voz era un gruñido bajo. "¿Hablamos de tu pasado, eh? ¿Ese que Jessica pasó años encubriendo? ¿Ese en el que andabas con una pandilla de motociclist
uelta a mí, un miedo desesperado parpadeando en ellos. "¡Kael, está mintiendo! ¡
ueña... 'condición'. Esa de la que Jessica estaba tan preocupada. Esa que tuviste t
volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusier
o está tratando de lastimarme porque Jessica se está muriendo! ¡Sabe lo frágil que soy! ¡Oh, Kael, por favor, no puedo escuchar esto! Vámonos. Me llevaré a Cristian
o, haciéndose la víctima, aislándome.
ño". Pero sus ojos, cuando se encontraron con los míos, contenían una profunda y profunda decepción. "Karla,
ro estaba contraído por la ira. Sostenía un camión de plástico rojo brillante, su pequeña mano l
e mis ojos. Grité, agarrándome la cabeza, el impacto enviando una sacudida por mi cuello. Pero el dolor fí
nizante, la abrumadora oleada de amor cuando lo sostuve por primera vez. Sus pequeños dedos agarrando los míos, sus suaves arrullos, el dulce olor a talco de bebé. Lo había llevad
, rugió, volviéndose hacia su hijo. Le arrebató el camión de la mano a Cristian, su rostro una máscara de furia. "¿Qué te pasa? ¡No se avie
lágrimas trazando silenciosamente caminos por mis mejillas. En el reflejo, vi mi propio rostro, páli
ucho, Karla", me había susurrado hace solo unas semanas, su voz ronca. "Siento mucho no haber podido darte una vida mejor. Siento todos los problem
ahogada en deudas! ¡Lo perdí todo! ¡Mi carrera, mi casa, mi hijo! ¡Todo porque tú, en tu infinita bondad,
con el rostro enterrado en sus manos. "Solo quería hacer lo correcto por ella. Estaba tan enojada, t
nto. Pero Jessica tenía razón. Lo había intentado. Solo había querido hacer el bien. Y Brenda, con su lógica retorcida, hab
ospital San José. El olor familiar a antiséptico me golpeó, un sombrío recorda
ra Marshall está preguntando por su hija", dijo en voz baja, su mirada recorriéndome, luego a Brenda. "Está
dre. Quiere verte". Mi voz era firme, sin dejar lugar a discusión. Agarré el brazo
verla! ¡No es mi madre!", chilló
otros. "Se está muriendo, Brenda", susurré, mi voz cruda de emoción. "Le debe
ido de las máquinas. Jessica yacía en la cama, su rostro pálido y demacrado, tubos sobresaliendo de su na
, dándoles lo que pensé que era un momento privado. Cua
ente suave. "El hospital. Ya me encargué. T
. Su repentina generosidad, después de años de fría indiferencia, se
me sentí mal. Jessica siempre fue amable conmi
ssica. Solo... devuélvelo. Devuelve el dinero". Había pedido prestado tanto, había asumido tanta deuda.
la forma en que terminaron las cosas. Por... por la universidad, por
mentar? ¿Crees que una cuenta de hospital te absuelve?". Mi voz era más fría de lo que creía posible. "¿Tienes idea, Kael, de cuántos trabajos perdí por la influencia de tu familia? ¿Cuántas puertas se me cerraron en la cara porque la 'deshonrada exesposa De la Garza' fue
s de que pudiera hablar, un grito agudo
Jessica, no!", la voz de Brenda, cruda de p
os ojos de Jessica estaban muy abiertos, fijos en mí, una súplica des
dinero... por mí. Mi pobre niña. Nunca saldrás de esto". Las lágrimas corrían por su rostro, una mezcla de dolor y profunda tristeza.
. Brenda estaba congelada junto a la cama, su rostro una máscara de con
itor cardíaco. Una línea plana. El tono largo y aterra
bellino de movimientos apresurados y órdenes ur
. La única persona que me había amado de verdad, incondicionalmente.
negó con la cabeza. "Lo siento. Hicimos tod
da paralizante, sobre mi sacrificio desesperado, en sus momentos finales. ¿Por qué? ¿Qué había dicho o hecho Br

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