a P
que estuviera medio vacío, cortaba su filete en trozos pequeños y se inclinaba atentamente cada vez que ella hablaba, sin apartar la vista de su rostro. Se af
re la mesa para darle una suave palmadita en la mano. Su to
nerabilidad. Él se había apartado suave, casi imperceptiblemente, con una expresión indescifrable. "Solo Damián, pajarito", había
y sus adorables payasadas de niño. "Oh, Damián, ¿recuerdas esa vez que intentaste hacerle un pastel a mamá y pusist
cariñosa en su rostro, como si reviviera los preciados recuerdos. Esa era la sonrisa que siempre había anhelado, la calidez gen
unta que había hecho, suave y tentativa, había sido respondida con un vago encogimiento de hombros o
rpe soy!", exclamó, una pequeña gota de rojo floreciendo en su uña
ído por una alarma genuina. Luego, con una ternura que me robó el aliento, se llevó el dedo a los labios, besando suavemente la pequeña herid
rotegido. Ni siquiera cuando me había cortado gravemente en la cocina, rebanándome el dedo h
sino con un deseo crudo y primario. La sangre se me fue del rostro. Yo solo era una receta. Arleen, su 'diosa', era la de verdad. La verdad, en ese momento, fue una
de terciopelo. "Feliz cumpleaños adelantado, cariño", dijo, sus ojos brillando de adoración. Dentro había un
debiste! ¡Es exquisito!". Se inclinó y le besó la mejilla,
n amor tan potente que era casi tangible. Era una mirada
us ojos se posaron en mi muñeca. "Oh, Dora", dijo, su voz goteando una a
ón de mujeres en mi familia. El único vínculo tangible con mi pasado, lo único con lo que había despertado en este mundo moderno
namente severa. "¿Es bastante encantador, verdad?", le dijo a Arleen, ignorando mi explicación. "Dora,
i familia perdida, la única pieza de mi verdadera identidad? "Yo... no puedo, Damián", tartamud
duros. "No seas tonta, Dora. Es solo una baratija. A Arleen le gusta. Sería grosero negarse".
amián. Por favor. Es realmente importante para mí". Mi
", gruñó, su voz baja y peligrosa. "No ha
quitarle algo tan sentimental a Dora. ¿Quizás pueda prestármelo por un corto tiempo, solo para admirarlo adecuadamente?". Sus palabras eran
n está siendo amable. Solo por un préstamo". Me lanzó una mirad
casual de su valor, la descarada exigencia de entregar mi único vínculo con mi pasado, fue una herida fr
mi alrededor una burla insoportable. Mi apetito se había ido. Mi amor por Damián, que una vez fue
an el pavimento, convirtiendo rápidamente la calle en un desastre caótico. Damián se apresuró a abrirle la p
ado con la ira residual del incidente del relica
da de mis dedos. "No vuelvas a desafiarme nunca más", siseó, sus ojos ll
da de lo que sonaba como una preocupación gen
. "Necesita una lección de obediencia, Arleen. A veces, un poco de
sus ojos, una mezcla de lástima y satisfacción engreída.
el espejo retrovisor, sus ojos fríos e implacables. Luego aceleró, enviando una
mas que corrían por mi rostro. Mi mente recordó una memoria, una falsa promesa que una vez m
acío de la calle, un crue

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