El sol, al iluminar, con sus primeros rayos los bosques de abetos, hallábala sentada junto a la gótica ventana, entr
ba la hora de la misa, acudía ante el altar y allí p
do mientras duraba la misa; y, no solamente esto, si
ituada, al pie del castillo, a las que enseñaba a hilar y cos
era madre. Jamás dejaba sin socorro al necesitado, y constantemente veíasela acudir al lado de los enfer
estaba a su alcance porque jamás se alteraran el orden y las buenas costumbres,
s frases, captábase las simpatías generales y sorprendía la confianza de todos, lo cual no era obstáculo para qué fuese un hombre sin conciencia y dotado de un brutal egoísmo, al que ajustaba h
absoluto, vistiendo con más riqueza que su amo y derrochando los bien
nde, disminuía el salario a los jornaleros más laboriosos y necesitados y jamás dio un b
nversaciones que las absolutamente necesarias para el servicio doméstico, y aun estas pocas las ap
dó en recobrar toda su audacia, llevando su cinismo hasta el extremo de hacer a la condesa proposiciones deshonro
ondesa, quien, temiéndolo todo, comenzó por escribir al conde, pintando al infame i
la llegar a manos de Sigifredo por medio de un emisario de toda su confianza.Este proyecto de la condesa no pasó, sin embargo, inadvertido para el astuto Golo, quien, en
er articular una sola sílaba, y a sus pies al infeliz Draco, cubierto de sangre, mientras el intendente, de pie y blandiendo la sangrienta espada, alabábase d
a que pintaba a Paloma, la más pura y fiel de las esposas, como una mujer deshonesta; pero, no contento c
adornado de los más bellos sentimientos, pero que, a tan hermosas cualidades, reunía una extrema veh
emás, era en él algo así como la argolla en la nariz del oso, que sirve para llevarlo a capricho por donde