su ida hacía la mejor escuela mágica de Escocia. Mientras se hallaba enfrascada en la ardua tarea de preparar sus túnicas (cortesía de Narcissa Malfoy, que se sabía sus medida
oncentraba dentro, solamente le faltaba meter a Pelusa dentro de su jaula. Y podría decir que había empacado exitosamente y sin ayuda. Comenzó a buscar al travieso gato blanco, que disfrutaba meterse entre las mantas d
ra no despertar a su futuro profesor de Pocione
inas y recibiendo clases particulares de todas las materias que tendría en Hogwarts, impartidas por el tutor de su primo Draco, el insufrible señor Ling; que tenía la horrible costumbre de dejarla sentada con un banquillo en la esquina del salón-comedor de sus tíos, con un sombrero puntiagudo hecho de papel, en el que rezaba la palabra "De
la realidad. La puerta de Severus Snape se abrió con estrépito, dejando salir al ocu
era. Tuvo que aprender de malas formas, lo arisco que podía llegar a ser Snape por las mañ
¿Cuántas veces debo repetirte que cierres bien la jaul
entando elucubrar una excusa que pareciese convi
úl y hoy, desperté temprano para cocinar nuestro d
e ellos. Snape se había puesto un poco más estricto con ella (por consejo de su tío Lucius), y le había dicho que iría
z cada vez que ella andaba cerca. Estuvieron así hasta cuando se fue a Malfoy Manor por las vacaciones. El día anterior habían arreglado para encontrarse en la estación King's Cross y de ahí ir hacía la Plataforma 9¾ con los amigos del chico. Aunque, eso significará soportar al a
eremos en Hogwarts y en las clases de Pociones, cuando los Slytherin y los Gryffindor estén
lytherin -respondió la niñ
ro, no podría ser estricto contigo enfrente de otros
ca voz dulce-. No sabemos en casa quedaré y tal vez podr
desayunando, en un silencio incómodo instaurado entre ambos. En cuánto Cassiopeía término de llevarse a la boca el último trozo de salchicha que le quedaba en su plato, con un movimiento de varita; Snape mandó los trastes al fregadero y le dijo a la niña que se preparase, que saldrían en cinco minutos. Cassiopeía corri
iña y su guardián ingresaron al lugar; esquivando miles de muggles apresurados por llegar a sus respectivos lugares de trabajo. Sin ver a ese hombre extraño, vestido de negro con una capa del mismo c
on tus cosas -dijo Snape, mientras dejaba a Cassi
Cassiopeía; pero su pelo era más rojizo que castaño, también era unos cuántos centímetros más alta que ella-. Pero, no; la se
spreocupada-. Llegaremos con tiempo de sobra, hasta para elegir un compar
Diggory antes que tú -replicó la otra, co
los ojos abiertos cómo dos faros de luz y su rostro, antes sonrosado; ahora estaba completamente
MÁS PODRÁ OBTEN
los muggles pararán lo que estaban hac
obre la boca de su acompañante, para silenciarla y ta
tratando de disimular sus instintos homicid
ero los ojos chocolates de la otra pelirroja no se lo permitieron. Se acercaron a esa niña que se encontraba sola, mirándolas con curiosidad. Nat codeó a Lucille, que la
aldrá a las once en punto, faltan siete minutos exact
se lanzó hacía el pocionista, casi
apá -dijo la niña, so
a -respondió, mientras l
ldas a la niña. Hasta que está lo perdió,
una voz femenina, a sus espaldas; provoc
rgonzada y un poco enfadada con ella-. Perdona a
aw, querida prima -re
a chica, rodando los ojos-. Soy Natasha Ba
eía Orwell. Y para responderles su pregunta anterior, Severus; digo, el profe
r. Aunque, no paso lo mismo con Natasha, ella sacudió la cabeza y
lo todos los días en tú casa, ya qu
, en tono mordaz, provocando que Natasha gruñera de frus
a curiosidad; había rumores sobre lo que su padre le hacía a los alumnos d
iendo interrumpida por Natasha; volvió a poner su mano contra la boc
tervino su prima, para intentar endulzar las palabras casi dichas p
ble, a veces hasta era un poco arisco con ella; pero, no podía resistirse a seguir siendo extremadament
lo que le había dicho su tío Lucius durante sus vacaciones en la mansión, solamente debía correr con todas sus fuerzas impulsando el carrito con sus pertenencias. La niña creía que su tío sólo lo decía para asustarla en cierta forma, Cassiopeía miró a s
-preguntó, un tanto tímida; algo completamente anorma
ás traspasarla sin problema -dijo Natasha, con una sonrisa amigable plasma
emprendió la carrera hasta casi chocar
l turno de Lucille; provocando la misma acción. Nuestra heroína tomó su carrito con fuerza
opeía se abrieron con emoción, la c
sas arreglándose los atuendos y al
dijo Cassiopeía, re
asha, detrás suyo-. Con el paso del tiempo logr
as y no llegar tarde. Al fin pudieron estar situadas frente a la puerta del tren, una persona las ayudo a subir, tomando primero a Nat, luego a Lu y dejando en último lugar a Cassiopeía. La persona que las había ayudado, era
las habían expul
a sido una pena no poder competir con u
la mierd
ignada-. Sabes que esté año, cualquiera de las t
ikolaj
leto a su "amiga" y centrando toda su
sto, N
n poco tímida-. Me ll
za, sin darle importancia a las protestas de indig
imiento, yo salí a buscarlas y de paso;
olumen. Todos, absolutamente todos; hacían que la niña flipara por la curiosidad que la carcomía. Al llegar a unas puertas de cristal; Niko las abrió, dejando ver su interior a un grupo bastante variado de personas. Había una chica castaña con mechones pú
. Pudo distinguir también a Brian Lestrange, que leía un libro de Aritmancia Avanzada de forma tranquila. Mientras que Matt Burkes, dormía a pierna
zoso. Y sí algo había aprendido de Severus Sna
att esté durmiendo -
a vez -replicó Lucille, tirándos
nuevo -espetó Karen Yaxley, dejando por u
todos los vagones -respondió Brian,
eguntó Karen, cambiand
evantándose del asiento y caminando hacia ell
ual
pond
sonris
fue Natasha Bagshot, que se acercaba de manera sigilosa al chico que le gustaba desde el año pasado. El ruido de la puerta del compartimiento siendo abierta, fue lo qu
s sobresaliendo por entre sus labios carnosos, arruinando estrepitosamente su lindo rostro redondo y delicado. Además, llevaba ropa
raía puesta la túnica del colegio; lo que impresionaba a los ocupantes del vagón.
le gustaba esa niña, con tantos aires de grandeza que se cargaba, era sin duda u
era -le respondió la niña, con una
e sucia? -le chilló Lucille, con la f
derada con los nacidos de muggles cómo yo, que no nos críamos bajo sus tradiciones y d
sosteniéndole los brazos, ya que en uno de ello
e, cont
s-. Recuerda, que no puedes h
encima, Burkes -exig
rdenó Natasha, con el ceño fr
abache-, aunque, podía decir que la niña pelirroja de su misma edad, parecía no estar de acuerdo con los pensamientos de la otra chica. Siguió caminando, hasta que alguien di
aba bocanadas de aire, un tanto exageradas-. Vengo a disculparme por lo que paso en el vagón,
so, Orwell -dijo un chico alto, tras la peli
peía, con una mano sobre el pecho-, ¿Es
o a causa de los espasmos que sufría. Tras él estaba su inseparable amigo
detrás de mí; son Matthew
. Y yo soy Cassiopeía Orwell-Drako
es amiga de Brian -replicó
rkes -le dijo Cassi
espetó Matt, con un
una sonrisa resplandeciente, ignorando a Burkes por completo. El Slytherin s
s -dijo Hermione Granger, con una
ara ti encontrar ese sapo, si nosotros también
echa. Ambas chicas se perdieron entre otros vagones, hasta que llegaron a uno con su puerta corrediza abierta. Al ver quién era uno de los dos ocupantes, Cassiopeía casi sufre una taquicardia, ahí estaba Harry Potter; con unos tejanos
omento, ya que la otra niña parecí
ió uno -dijo, con la misma voz ma
o -le respondió el pe
miraba cómo embelesada; la vari
ndo magia? Entonc
e sea buena idea quea mirada. Arrastró a su amiga hacía uno de los asientos y la obligó a sentarse a su lado
De ac
o de sol, margaritas, volved
dió nada. Scabbers, siguió du
cando que Cassiopeía abriera los ojos, sorprendida-. Bueno, no es muy ef
ue está es la mejor escuela de magia, por lo que sé. Ya me he aprendido todos los libros de memoria, desde luego, espero q
sus ojos verdes sobre ella, dedicándole una linda sonrisa tímida. Instalando un calor inesperado en sus mejillas. Mientras q
urmuró el pelirrojo
azabache, todavía con su m
todo sobre ti, por supuesto, conseguí unos pocos libros extra para prepararme más y tú figuras en H
provocando que Cassiopeía quisiera ir a abr
udiera -dijo Hermione-. ¿Sabéis a que casa vais a ir? Estuve pregun
umpiendo a Hermione repentinamente-. Toda mi fa
ndador de Slytherin y ayudó a construir el ca
stan las Artes Oscuras -repli
dijo Harry,
a Ronald Weasley con todo el desprecio que sentía en su mirada
cumba esto; pero, sí mis padres hubieran sido seguidores de Voldemort, ahora se encontrarían con vida y no bajo tier
vida, sentía las orejas arder y la pena nublaba su rostro. Mie
ssiopeía, sin despedirse de ninguno
o Hermione, intentando arreglar un poco las cosas-. Y creo que
o a atrás a un mort
no es así? -dijo el
e crees
al mismo tiempo preo
delicado. Puso su espalda contra la pared y dejó que unas lágrimas se deslizaran por sus sonrosa
guntó, la inconfundible voz
; su túnica de Hogwarts pulcramente puesta, su rostro puntiagudo y blanquecino; r
assiopeía, mientras
re le había picado la pequeña mano y la última, fue durante su cumpleaños nueve. Que le regaló Quidditch A través de los tiempos y l
siopeía? -preguntó Draco, enfad
bien? -preguntó Hermio
escondido dentro de su manga. Cassiopeía sonó su nariz, haciendo el ruido cómo el
fue Ca
determinado a de
Potter, compartiendo el vagón; cr
ne, sin ningú
a denigrar a su prima. Y le había hecho llorar, hizo tronar su cuello y gr
ley su inferioridad, además se at
do que ambos abrieran
os dos leyeran de corrido y sin equivocarse o trabarse. Tanto Crabbe como Goyle habían terminado por tomarle much
partimiento? -preguntó G
omo su primo y compañía corrían en sentido contrario a donde se encontraban ellas. Sorprendiéndolas a las dos, vieron que la Señora del Carrito se
rrito, lindas? -les
as de regaliz, por favor -pidió Cassiopeía,
fflepuff, que les dijo que estaban por arribar a la Estación de Hogsmeade y que para ese momento ya debían tener el uniforme reglamentario puesto. Ambas entraron al vagón que tenía sus baúles guardados, los abrieron y sacaron las túnicas, los zapatos, las faldas, las c