servación. Las paredes de la habitación estaban hechas de un material especial y resistente de aproximadamente un metro de espesor. Cada lado estaba forrado con un
a muerte. Todos los posibles candidatos tenían la misma ropa. Antes de entrar en la sala, sus oponentes fueron asignados aleatoriamente a ellos. Todos
n por la cual el instructor la había traído aquí no era porque ella estaba cuidando sus mejores int
a una barra de hierro en la mano mientras que el otro sostenía un cuchillo largo. Sin previo aviso, los dos atacaron el uno al otro y atacaron. Por lo que parec
a había presenciado algo tan brutal como esto. No había forma de que pudiera soportar tal cosa. Justo cuando pensaba que no podía empeorar, el cuchillo en la mano del hombre fue
obvio que estaba irritada por cómo había gritado justo ahora. Presionando sus labios, Kelley trató de calmar sus nervios y v
o tiempo para descansar, apareció otro hombre dentro de la habitación. Al ver esto, el corazón de K
hombre era muy guapo. Sin embargo, ella todavía
s. Mientras daba vueltas alrededor de la habitación, Kelley pudo mirarlo bien. Probablemente tenía casi seis pies de altura. Los músculos de su cuerpo era
cía que se estaba divirtiendo. Justo cuando Kelley comenzaba a acostumbrarse a la escena frente a e
ltó rápidamente detrás de su oponen
después, otro nuevo oponente entró y lo atacó. Kelley estaba empezando a sentirse angustiado, porque también era un hombre asiático bronceado. ¿Cuál de estas personas podría ser su esposo? A medida que la
undo en que no hubiera pegado los ojos al hombre guapo que sonreía tímidamente. Aunque todavía no podía estar segura de si él era la persona que est
competencia uno a uno se convirtió rápida y repentinamente en una batalla caótica. Lucharon con todas sus fuerzas, balanceando sus armas casi sin pensar. De vez en cuando, l
ahora no podía mirar hacia otro lado. Aunque su cuerpo temblaba de miedo, escaneó
as, la puerta del otro lado se había abierto de repente. Un tono de lla
e sol negras. Dejando caer sus armas, los cuatr
asguños leves en sus brazos y piernas. Aparte de eso, se veía mejor de lo que ella esperaba. Por otro lado, los otros tres sobrevivientes no tuvieron tanta suerte. Uno de e
r frío y su corazón latía fuertemente en sus oídos, como si ella misma estuviera allí en la arena de batalla. Ahora que estaba terminado, no pudo evitar sentirse incre
o sobrevivientes. Todos tenían una mirada seria en su rostro. ¿Era posible que la prueba aún no hubiera terminado? El hombre de las gafas negras miró ate
usurró algo al oído. Luego, el hombre sonrió y levantó las cejas. Después de que ella dijo algunas