oso. El invierno parece querer engullir los pocos pueblos de este bosque. El vaho que sale de mis labios es mi guía, pues
detienen las copas de vino sobre el filo de sus bocas para observarme. Sé
mesa no tarda en servirme una copa de vino c
u próximo movimiento: s
por aquí,
os labios
ro. El sabor tan amargo moja mi lengua, baña mi garg
pero no expulsa duda. Está t
que los cazador
vez haya escuchado sobre él. Es el más viejo. Porta
tras oyen atentos. Eso no m
es el
vacío en la
o. Lo hallaré y
tiran. Algo en mí, cruzando
uizá se encuentre con e
tener muc
rotejan en su caza. Los tro
s monedas y, sin que deje que la sorpresa
eran que la progenie del innombrable estaba just
✺
llo irritante el no encontrar ningún indicio de esas pestes. Me deshago
una foránea
nríe con gentileza, pero no aparta sus ojos
ales, sí, pe
ebes cerrar el corazón a su desesperación y su sufrimiento. Es mejor que
re cuando me dio lástima matar un ciervo, luego a un ladrón. S
az
rece eufórico y esa no
n casi todo, además, no debería estar aquí, no se ponga en pelig
o la c
solo debemos estar en una cocina o atendiendo el hogar... hacem
o de ellos. Le hago una seña al castaño que no tarda en posar sus rodillas en la nieve derretida, tiembla, aturdido. Quizá
u fin, pero no el mío, porque me haré cargo de sacarle información sobre su otro. Empujo su cuerpo para poner
recho. Hago más presión hasta que por fin me suelta. Sus fosas nasales se dilatan al igual que sus ojos amarillentos por el dolor, sé que en cualquier momento intentará actuar. Sin embargo, le será muy tarde, pues
hablas m
al cortarle en la zon
do. Dame lo que des
r deg hva du
lo, su cabeza gira con dificultad pa
rabillo del ojo me percato del mucha
guerra, deseoso de poder consumir
el temor. Sus colmillos le hacen daño por el cómo aprieta la mordida, está listo para volver al ataque. Esqui
caer alerta a las aves que empr
eo como un trofe
no ha v
é es
soy
izos siguen el cómo la guardo. Vuelven a posarse e
-N
r?, ¿por qué
tia tuvo
nte de emoc
comentan todos,
lbuceos. Sigo
an pequeña pudo de
det
ue vez es mortal
unidad de confundirlo no dudaré en hacerlo. Suelto la cabeza que rueda a su dire
e haré cargo de un mocos
e con mami -mascul
tengo
r la mentira en su rostro,
ien tan débil en
al tragar, aquell
No seré un cobarde má
rán ante un niño débil, jamás lo har
olo soy el hijo de un herrero inútil que
o ante su d
o veng
ro. No alimente la ira y el rencor con
las vuel
de gra
na en mi bota en es
. Observo las nubes agitándose, listas para descargar su furia en nosotros, pronto la lluvia reinará y me dificultará
no quiere morir tan joven antes de tie
mi aventura de
de pies
ispuesto a valer
e prot
unos momentos sí lo protegeré. Pero le enseñaré; cuando esté prep
mejillas por tanto
enga en mis manos p
Dejo que siga mi espalda sin
mos que parar. Así que esté p
aquello, prefiero el silencio. Creo que
✺
al sol y se ha puesto en el centro del cielo estrellado, enigmática, redonda y más luminosa que antes
raremos con muchas aldeas, pero no
no he de
luego traicionan, matan o debilitan. En este mundo nadie puede ser bueno en su t
e asesinar a una
o que está a mi lado con mis dedos, la abolladura en la fina madera será una seña
te? Quizás esa persona que h
tó a otras que ha
árbol que marqué, pues no deja que la lluvia traspase sus hojas. Empiezo a frotar dos piedras que no tardan en expulsar unas cuantas chispas, pero no las s
aci
tura de su barbilla. Echo hojas se
dre me
o que lo
jor; tal vez tiene diecisiete por su cara alargada desprovista de arrugas. El
verdad que era
o sin
ñó a defenderme en una soc
ce bien l
n el suficiente raciocinio para poder capt
entrenar, aprender y esforzarme lo suficiente para ir a la búsqueda de mi padre. Sin embargo, los dioses están en mi contra, no aprueban mi plan, por ende, he vu
n arma sagrada que perteneció a un dios muerto. Con ella me defendí y logré salir de ese infierno. Desde entonces, dediqué mi poco tiempo en huir, perderme. Ahora un jovencito que no sabe el verdadero peligro sigue mi espalda como un ca
s párpados
e mis ojos vuelvan a captar su rostro-. Necesita nuev
ien un arco -
ro para buscar más ramas secas.
lia de vez en cuando. No soy tan b
sentarme de nuevo. Me cubro más con las p
dré en
s formas con su dedo sob
lo ext
esde que mi papá desaparec
rtará ni derramarán ni una sola lágrim
ojos, el su
e nadie lo sep
s de mi boca más no
o. Ser solitario
en el suelo resguardado por las
pendiente de n
a las órdenes con rapidez,
to, me ll
espaldas, no quiero entrar más en el tem