ahí, pero igual entro. La soledad me da la bienvenida, y no es que no lo esperaba, sólo que siempre como h
ar de todo con él aprendí que sí se puede amar de nuevo sin importar cuanto te hayan dañado en el pasado. Tenemosmos doce años de matrimonio, do
guro pero me ahorra trabajo de buscar las llaves. Me encuentro con unos paquet
ro
la puerta de la gaveta ce
entes. -. Maldita seas, jhon -Maldig
faltan minutos para su llegada por lo cual decido esperarlo. Me apoyo
rá un momento en el qu
me con sus ojos grises. Mi mirada es fría, cuando cambiará
ganas de llorar pero también de gri
mira a los oj
to en la casa?– Alzo el paquete de drogas exponiéndolo a su vista, e inmediatament
encontrast
onía es muy clara en mi voz. Quiero grit
os míos, y eso es suficiente para de
esto para mis hijos, Jhon!- grito porque ya no me puedo contener-. Tan poco te im
orar, no sólo porque me duel
, por fav
ste?- Lanzo el paquete hacia él -Tal vez yo no
ue caigan las gruesas lágrimas que mojan mis mejillas. Siento como se
-Murmura ca
más que tú familia ¿no?- a
ame sus labios y trata de abrazar
a familia que dices importarte deberás tomar u