pizza!
espalda de Max. El toma aire al s
-contesta extrañado mi abuel
eso
a es mejor hacerle caso a
ces tant
por la vereda,
van caminado M
quier cosa, hemos hablado de puras trivialidades, pero se siente tan bien la co
a un mundo tan bonito, lleno de bromas y pasatiempos. Estoy tan acostumbrada a ellos que nunca
mpre fui y seguiré siendo rara, la chica que prefiere tuercas y tornillos antes que zapatos y vestidos; ellos siempre han entendido que ser diferente no me hace menos especial ni menos import
uelta y vaya a casa -dice mi
amos Max y y
nos acercamos a un banco que está
lavada y viejos columpios, los cuales están totalmente oxidados, asientos de plásticos con las respalderas llenas de grafitis de art
te. La luz que brinda la vieja columna de cemento es tan tuene que es imposible adivinar si seguirá alumbrando o estallará dentro de dos segundos, mientras que la luna es acompañada
a seguir? -pregunta Max, cor
n IngenierĂa en Automotriz -c
os pasos de tu ab
enorgullecerlo con eso. ÂżTe parece una buena idea? -pregunto le
que jamás se me
lico. Vuelvo la vista
ra tu vida? -inquiere. Siento
-ase
da, fue lo que le dio sentido a mi exi
motocicletas -asegura-, en fin, en todo lo que tenga ruedas, si ese es tu sueño arriésgate por él
o lo cre
manos del rostro y
abe la m
la cabeza en el hueco de se hombro y cuello e inhalo su aroma a cuero y vainilla. Él
, mi pequ
dando como lo llamaba cuando Sara nos obligaba a jugar co
sto, peluq
mbiamos varias bromas hasta que nos encontramos frente al nuevo portĂłn verde de la ent
onde se encuentra mi familia viendo en la
gué -co
olpe en la cabeza lo que le regalo a Sara, ella me devuelve el golpe en el
enar? -pregunta mamá
a mi abuelo-, Mart
hermana- Max no se perderĂa
l sofá de cuatro personas cerca del reposa brazos izquierdo, donde se e
Sara y coloca una pelĂcula de los ochenta. Mamá
e dice en un susurro, asiento manteniendo la vista en e
, apuesto que este es el suyo, se que
iéndonos callar, dejamos l
cambio de ropa por una camiseta cinco tallas más grande que la mĂa y l
.
-pido estando debajo del
nde una voz conocida, pero que no pertenece a Max. Me desli
iota de la otra noche -come
volverĂamos a v
los lanzo encima del
decir- ÂżY que t
rvicio mecán
s para ver su auto pe
algo con
ctas condiciones, por lo que
o pero solo lo dejo pasar-, verás, quisiera hacer
ontesto-, Âże
deciente deportivo se encuentra Max, admirándolo
grito- Una f
s un auto -dice so
ra mañana? -pregunta el
ue yo tengo mucho trabajo -digo- pero Max
cabado con lo demás asà que podre encargarme
o en modo de saludo, y este
el otro dĂa se me rayĂł en la puerta izqui
to mañana a esta hora -dice Max
con confianza. Vendr
-ace
lindura -se despi
lanza la llave del auto a Max, luego gir
onde el abuelo hace su apariciĂłn ignorando los gritos e insultos que lanzo a mi amigo. Una vez con los
go jugamos una partida de póker, en el cual pierdo 50.000 Gs no es mucho pero... ¿A quién engaño? De solo recordarlo me sigue doliendo. Cuando tod
se puede ver que tienen actitudes similares, Darcy por un lado se cree superior por
o a los brazos de Morfeo, soñando con u
go me deposita en una superficie blanda la que supongo es mi cama, me arropa y luego sale de la habitaciĂłn, no sin antes darme
.
r, al menos por mi parte, porque para Max es todo lo contrario, aunque el auto del riquillo no necesitĂł más tiempo de lo pensado, seguĂa teniendo pedidos por terminar, y eso se debe a su
az de comer tres platos de seguido y aĂşn
pregunta de Max me suena más a u
omandante -acepto
r a almorzar -explica-, Âżte par
comemos junt
ido juntos, es una costumbre salir a comer al puesto de comida rápida de Don Otacio, ademá
a los cachetes- No seas mala -Me los aprieta y yo
hoy -apunto con el ded
se acerca a mi abuelo, cruzan unas cuantas palabras
ás como sola, o al menos sin la compañĂa de Max, a no ser que su madre lo
Ă“scar a la mejor D
vĂdeojuego llamado POU, se trata de cuidar a una papa como si fuera una mascota, en la
ntrándose al taller, levanto la cabeza y me encuen
tiene nada que env
blanca, remangada hasta los codos, lleva los dos primero
es que Dios le puso tanto esmero a u
ven -alaga recorriendo
pues llevo unos jeans rotos en las rodillas manchado de grasa y u
ero bien que en el fondo estoy dando s
l papel que Max me de
300.0
tarjetas d
las que yo llegaré a tener alguna vez en está vida, y es
saliendo de mi tranc
es -Me pasa tres bille
te haga
o, pero me detengo al darme cuenta de que no sé s
es tu
me contesta con un
tu preferencia -Agarra el recib
horario d
a hace tres mi
podrás aceptar ir a d
CĂł
sugiere-, por cierto no a
alo, además me han dejado plantada y este chico me
dia hora, luego tengo que volver
ecto.
xclamo- Ni siquie
como sabiendo algo que yo no. Lo miro
iss -dice como si
rprendida, no recuerd
Ăłmo
n -explica. Lo sigo mirando confundi
idado. En la tarjeta aparecen lo
sobre una mesita a su costado. Enciende el auto y nos montamos en Ă©l. Pu
adio, en la que suena una mĂşsica latina.
tros se han ali
uándo tra
rgue de romper el hielo, porque yo soy un asco para
su pregunta-, ya ha pasado tanto tiemp
esura a añadir-. Distinto a lo que te di a pensar
upes, estoy
y aparta la v
brado, no tiene nada de raro que siendo
veces la gente se olvida que tiene una vida
espondido -recuerda-,
quierdas-, no digo que fuera fácil, y más al ser mujer, porque todos se esmeraron en juzgarme como si ser mecánica me convirtiera en escoria, pero nada me detuvo, jamás me rendĂ, y hoy por hoy puedo decir orgullosa q
siona tanto lo que hace, es más, creo que na
ocaciĂłn en lo q
tengo que hacerle una seña para
? -sigo habland
T
o. Siento toda la cara caliente, maldigo mi color de piel, po
ue me sonro
ro me gustas como persona -aclara. Me alegra escu
apenas me
rgonzada ante tal aclaraciĂłn-, en el buen sentido. Se nota el tipo
lase de p
Deja el auto aparcado a un costado de la acera-, accediste estar aquĂ conmigo a pesar de la manera en que
los labio
persona. Una persona con la
habĂan d
l q
mi forma de ser -miro mis manos mientras jugueteo con mis dedos en un tic n
e pierde de
mĂa y entrelaz
asia, ellos s
ese, pero no voy a negar que aun asĂ me sentĂ un poco rara porque desencajaba de lejos con Ă©l, pero supo Como sacarme conversac
r rubia con el doble de mi edad, tal ves unos cuarenta y alg
mi abuelo, me corrijo, est
bajo del auto. Cuando se pierde entre los demás
e notan ambos por lo que no pue
sa a