mo recuerdo. No quería abrir los ojos, porque me sentía feliz. Solo había silencio. Todo me recordaba a cuando iba a las piscinas, tan solo para zambullirme y aguantar la respiración. A
mucho aquel momento, porque aunque la memoria no era mía, es
el deseo de nadar, de recorrer todo el mar, queriendo disfrutar algo sumamente hermoso. ¡No podía desviar la mirada ante algo tan maravilloso, luces parpadeando por todo los lados, como las estrellas, era magnífico! En ningún momento sentí la necesidad de tomar aire, de inflar los pulmones, de alguna manera
muy larga que me envolvía, mientras que caía a lo profundo, del cual no me había percatado por admirar la belleza del mar. Era hora de despedirse del niño, de despertar