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Historia

Capítulo 3 Conectados

Palabras:1290    |    Actualizado en: 09/11/2021

oso con sus libros; él trabajaba por guardias. Este fin de semana regresaría. Yo debía haber terminado el libro para ese entonces. Sin desmerecer que era un portal de cono

n abrir y cerrar de ojos. Toca

¿Katrina s

en voz alta–

enía, preguntar a Alejandra

egó est

e llevo el libro que

voy don

n un rato. Me doy un

e por mi cuerpo y mis pezones. Mojo mis cabellos, me enjabono, acaricio mis senos, mi vientre, mi pelvis, se desatan mis manos por todo mi

blusa de tela suave. Camino hasta la casa de Alicia. Afuera veo que están Carlos

mo estás?– me p

tentando reconocer

– saludo co

l. No e

a. Acompáña

, vecina– a

una cerveza

e presenta a su otr

está es

anta, me saluda

digo por la referencia, d

otras, prefiero no decir nada. Lo cierto es que estoy un poco dispersa. Me había hecho tanta ilusión de que esa otra persona fuese él. Mas no

milagro, mira quien vi

a. Y aunque no quería ver, sentía en mi corazón, qu

dijo con su voz

es una cosa bien sorpren

Alzé la mirada para verlo, él ya me mi

mientras estrechaba m

endo, trataba de evitar

mpa?– pidió señalando la ca

encargaba, Carlos buscaba las verduras; David, Ángel y yo, hablábamos de política. Discutíamos en realidad

quería encontrarme con su mirada. Si lo veía, se daría cuenta de

pude evitar más y

el libro?–

para evitar que cayera al piso. Lo tomó y colocó sobre

é parcamente–Realme

s algo torpes en él hablar. El reía por t

entarse a mi lado. Me entregó el plato con la comida, destapó dos cervezas y comenzó a platicar

o más distante. Cuando Luis llamó a David, este se levantó; hábilmente él ocu

e verlo. Aún así, lo anoté en mi celular. Carlos se acercaba y decidí aprovechar para leva

sentados y me veían como una manada de leones ven a un venado acercarse. Me sentí acechada. Tal vez sería bueno irme. No er

roximaba con Alejandra. Esa serí

locó detrás de mi silla, me abrazó

e madre me llama. Como dicen por ahí, ¡muje

arlos con el destapador en la

do casual que él, a quien no esperaban, estu

da para ella y Katrina. Se sentaron en el comp

í de cada uno de ellos, le entregué el libro a Carlos y me vine a casa. Mie

por un rato, había conversado c

é a desvestirme, me recosté

o. ¿Y si había anotado el número mal? Alguien tal v

o que asumí que debía ha

o sobre la mesita de noche. Ya estaba casi dormida, cuando oi la vib

pero que descanses. Me

galopantes. Sonreí de emoc

ente Ángel. Feli

. Estábamos sintiendo lo mismo. Vibrábamos e

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