urmura Jessie, asomando su cabe
ruedo los ojos. Cada noche es lo mismo, a estas alturas
jo qué
no. -Alza s
quiere de mí. Es una constante molestia que tengo que soportar,
través del espejo y ella solo sonríe, levanta las m
s de que se vaya y sigo obser
. Mi piel brilla demasiado. Mi cabello se siente duro por tanto producto para mantenerlo aplacado. Mi maquillaje agresivo, consecuente con las l
ya no. No al menos, por las
era expresión de mi rostro que oculto cada noche. Piel pálida, a pesar de ser morena; bolsas oscuras
; no quiero sufrir percances como los del principio. Con cansancio y nada de ánimos, me desvisto por completo; me pongo mis habituales jeans rotos y mi camiseta lisa. Calzo mis pies co
rutina que siempre hago, esta última, porque hay días que he llegado y es evidente
ría de los casos. Solo Jessie y yo tenemos lo que se podría decir, camerino VIP, un lugar solo para nosotras. El hab
mirada ausente. Porque sí, es de esos que usa gafas de
, rodando los ojos; lo que nunca llego a sabe
s en su lugar. Las luces están encendidas y dejan ver la hermosa decoración que luce mucho más cuando todo está en penumbras. Camino entre las pistas de baile que están ubicadas a detalle y con panorámica de todo el saló
atracción
ir adelante, p
itar. Pero luego pienso en el motivo principal de que aún, cuatro años después, yo siga donde mismo. Mi hija. Audrey merece cada c
a desorientaciones. Tampoco culpo a las que sí lo hacen para llenarse de fuerzas y ser menos conscientes de lo que hacen para ganarse la vida. Es un motivo válido, si me pregu
pondo con una sonrisa, a la vez que me sient
de mirar sus manos mientras lo prepara. Díganme desconfiada o lo que sea, pero en este mundo, aunque sea un mundo lujoso y ele
la bebida color rosa oscuro delante de mí, suspiro
que lleva en sus manos, seca algunos vasos de
no puedo hacer otra cosa qu
usurro y con los ojos cerrado
mosa -farfulla y
tampoco se lo daré. Mateo es de esos hombres que te entran con solo verlo a los ojos; tan oscuros como la noche y tan expresivos. Con un cuerpo de infarto debajo de esa fina camisa negra que ll
n que mantener
ble. Porque eso e
de la seguridad del local. No entiendo las razones de que el gordo de Richard necesite seguridad, cuando este lugar se mueve con lo legal y tiene el privilegio de pertenecer al reducido círculo de lugares cons
s dos grandulones, solo asienten con
a la vez, lo que me hace gracia, al ver
de eso», pienso y quiero
ndo me acuerde y llamo a la puerta, par
-Una voz fof
profunda antes de abr
go, sin siquiera saludar y apenas a d
jestuoso, terminó siendo el antro de perdición de este gordo pervertido que tengo
l mismo tono de siempre, prepotente y mandón, que s
dera preciosa oscura. Su cara de papa y su cabeza calva. Un traje de sastre, que ni hecho a medida logra mejorar su apariencia.
do tarde y mi hija me espera -asegu
r tu tiempo en estupideces -bufa y s
sa. Precisamente porque conozco sus enfermas formas de acercamiento
mi carácter porque es así como debo presentarme ante él. Ni
a y lleva un tabaco a su boca-. Sabes que yo puedo ayudarte a
ro, cansada de recibir cada noche la
chard, no insistas -de
, hasta el triple. -Continúa, insistente. Mueve la silla hacia atrás y yo me pongo e
imagina que mi mundo se mueve en torno a eso. Y aunque tiene toda la razón, hace un tiempo aprendí a canalizar es
rmuro, con la mayor tranquilidad que puedo exteriorizar. Finjo que me miro las uñas y en mi ros
sta nada la forma en que me mira. Cuando se cansa de tratar de intimidarme, va hasta su escritorio y recoge un sobre, que luego me alc
beza, para poder verlo-. Algún día, voy
lo miro de arriba a abajo, con desdén y como quien mira a alguien que
claro y salgo de la of
suficiente, logro e
a arre
ntre tantos lobos. En este mundo es muy fácil caer en desgracia y, aunque lo odie, cada día s