ca. – sabía q
cerque a la ventana para hab
y él dejó de tocarse el miembro par
eto. – me dice y yo no
l quizás se sintió ofendido porque enseguida se acomodó el pantalón y bajó la cortina, que como adelanté e igual a la mía era casi transparente. - ¡NO ME IMPORTA, SEGUIRÉ CON
o me encojo de hombros. – eres terrible. – y ante ese calific
cho y luego de lo que está pasando y pasará entre los dos el respeto es lo que menos hay ni habrá entre tú y yo. – no me dice nada porque sabe que tengo razón y su
nte que cederá a mis caprichos y en poco tiempo lo te
s piernas en los apoya brazos, corrí mi pelvis hacia delan
es, clavándome las uñas en mis pechos, p
se escapa de mi boca que c
muslos, la cara interna de los mismos. Lo hago una y otra vez sin dejar de mirar hacía la venta
mo para que pueda escucharme y aunque no levante la cortina, veo perfectamente que se encuentra observándome con su mano, de nuevo, en su polla
este tiempo y perderá si no se anima a dar el paso. Los separo de modo tal en que el rosa de mi interior quede totalmente al descubiert
i . . . – digo al introducir un dedo dentro mío. – ahhh . . . ahhh . . . – gimo tan
que no soy capaz de oír lo que me dice. - ¡te estoy hablando,
as es el echo de que, para la sociedad, en su mayoría es ser promiscuas, por no decir otra palabra más ofensiva y en verdad no tiene nada de malo tocarnos. Que nuestras manos nos toquen con entusiasmo, que nos ro
. . ahh
de hacer eso
ganas por pasarme la lengua, morderme y estirarlo. Que grite de placer bajo sus manos,
a otra mano aprieta el seno izquierdo en tanto uno d
susurra mientras su boca qu
parente a un lado y nuestra
í cuerpo desnudo, en tanto los
o de dolor, él se muerde el labio inferior. Mantengo mis piernas abiertas para queme mire. M
s pezones en tanto reclamo mis labi
rme mientras hace lo mismo. Me fascina saber que soy c
me a mí misma, m hace perder el control de mis actos, de mis capacidades cerebrales. Me olvido de los vecinos, me olvido que no solo Ángel me está viendo
endulzarme los oídos. Me llevo los dedos a la boca para poder sab
s pezones en tanto reclamo mis labi
rme mientras hace lo mismo. Me fascina saber que soy c
me a mí misma, m hace perder el control de mis actos, de mis capacidades cerebrales. Me olvido de los vecinos, me olvido que no solo Ángel me está viendo
endulzarme los oídos. Me llevo los dedos a la boca para poder sab
í espectador estar tan
. Ohh dios,
puedo hasta contar los s