img Ódiame hasta que me ames  /  Capítulo 2 Cambio de planes | 3.17%
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Historia

Capítulo 2 Cambio de planes

Palabras:2855    |    Actualizado en: 14/01/2022

Di

a a sonar en la radio «Whole Lotta Love», el más recien

tada en el asiento trasero del auto, mientras Adrián va al volante y yo de copiloto. Sin embargo, como ya

baile». Adrián suele ser el más serio y responsable de nosotros, pero tampoco puede evitar sonreír ante el disparatado

a pesar de lo diferentes que somos los tre

Adrián la mira con desaprobación a t

eclama él-. Apaga eso,

rlo. Ofender a su «bebé» puede herir profundamente los sentimientos de mi mejor amigo. Además, este es el único medio de transporte que te

idiota! -se defiende Pía-. ¿

bes que aquí dentro está prohibido.

uno. Además, ¡este pedazo de m

o absoluto. Siempre dice lo primero que se le viene a

cir? -chilla Adriá

te! Dije la verd

ntervenir-. ¡Ni se

e no los llevará a ningún sitio, para variar, y su pelea durará todo el r

so, Pía -le di

-excla

su actitud. ¿Cómo puede ser tan testaruda como una niña ma

go arroja el cigarrillo p

ego suelta un bufido y cruza dramáticamente los brazos sobre su pech

con algo de picardía-. ¿Cómo mismo

r a reír. Ambos sabemos que ese es un tema sensible para Pía y amamos molestarla

mos! -se defiende ella-. Ya verán

tre risas-, y es aún mejor l

pta por defenderlo y negarlo todo, como si eso fuera posible después de la primera vez que lo llevó a su casa y a él se le ocurrió darle a la madre de

. Ya no serán los padri

ngustia y sin parar de reír-. ¡Y yo que ya comencé

la rubia y le saca la lengua. Él l

regunto en tono de burla-. ¿O es que piensas llevarlo secues

mueca de desagrado-. Mi Luke es

licia. Luego me volteo hacia Adrián y agrego-: Dios Santo, Adrián, en

eímos a carcajadas. Está muy irritada-

ha sido suficiente por esta vez. Tengo que bajarme

omprensible que les extrañe, jam

mirando afuera-. Pero si faltan va

a la biblioteca para pedir p

e el verdadero motivo

dotes de actriz-. ¿Es para el proyecto

ento con la cabeza-

unta Adrián con desconcierto-. No s

muy viejos -trato de improvisar para conve

por un momento y aparca el auto para dejarme sa

esperen. Puedo

en poco tiempo oscurecerá. Podemos ir cont

déjala, «papá», está mayor

asiento delantero y luego me lanza

e-, nos vemos

Adrián. Su rostro denota su preocupación. Sonrío

Hasta mañana, chicos. No se ase

ta que ya estoy fuera de su campo de visión. Creo que el ruido del motor puede escucharse en las

lta, tampoco me gusta demasiado andar sola por el área cercana al puerto. Sin embargo, solo será un pequeño recorrido antes de volver a casa, y tengo un muy bue

poco con su madre y que hay varias cosas geniales ahí, y yo confío en el buen gusto de Pía, aunque su romance con el

te no sea un cumpleaños ordinario para mi mejo

rme. De igual modo, no puedo tardar mucho porque mis padres olvidan que estoy a p

nzará a enloquecer. Esta mañana no pude decirle que iría por el regalo de Adri

nde el inmenso mar, y a esa hora las olas comienzan a agitarse y chocan contra la costa. El olor a sal y a arena siempre me ha agradado mucho, desde que era muy pequeña.

jas y entrando los estantes. Quizás debí dejarlo para otro día en el que no terminara

ran cosa que pintaba en su descripción. Atravieso la puerta de cristal y una campanita avisa

to en las películas, como cámaras fotográficas muy antiguas y pequeños adornos que pare

on la armadura hecha de brillantes piedras de color verde. Casi puedo visualizarlo sobre su escritorio, alegrando la sobria decoración d

ón de la tienda de antigüedades. Venden mariscos, al parecer, y no puedo evitar pensar en lo mucho que le gustan los camarones a mi mejor amigo. Si compro

rlos. Ya no hay muchos clientes, solo un hombre de mediana edad que discute el precio de unos ostiones con uno de los vendedores, y yo. Aunque el olor a pescado me desagrada bastante, debo espe

causa un escalofrío. Suelto un bufido y me acaricio la nuc

tienda, vestidos de negro y con pañuelos atados en la parte inferior de sus rostros para ocultar sus

sente en ningún tipo de asalto o delito. Pero algo se enciende de repente dentro de mi cabe

ntras el otro cae desplomado en el suelo. No necesito mirarlo para saber que está muerto.

no hay escapatoria.

dos por todo el lugar. Me lastimo una mano mientras ando a gatas, pero esa es la menor de mis preocupaciones. El otro client

an joven. No puedo ser la próxima, a

a cabeza, que tiñe de rojo los cristales rotos del armario tras él y los pocos paquetes de ostiones que quedaban dentro. Ahogo un grito c

provenientes desde afuera. Los asaltantes no tienen mucho tiempo antes de que

nder; es otro idioma. Sin embargo, no me toma mucho tiempo adivinar el mensaje. Veo de reojo que uno de ellos comie

retendido. Todo mi cuerpo se estremece. Estoy aterrada y

oche. No habrá más clases, ni música, ni películas, ni fiestas. No habrá más momentos felices con mis amigos y mi familia. Nad

a mo

o profundo y cierro con fuerza los ojos. Algunas lágrimas me mojan las mejillas. Este será mi final, y solo puedo pensar en el dolor de

otros dos enmascarados en el mismo idioma

te figura que tengo delante. Si va a matarme, se llevará consigo el recuerdo de mi última mirada de miedo y de odio. Au

te atraviesa su ceja izquierda. Más abajo están sus vibrantes ojos grises, que semejan un cielo nublado. Son l

ero no desvío la mirada, aunque mi corazón late tan ráp

nces

arrador me invade el pecho y se me corta la respiración. Y eso es todo. Mis p

a finita in fretta: No tenemos mucho

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Contenido

Capítulo 1 El comienzo de todo Capítulo 2 Cambio de planes Capítulo 3 Cabos sueltos Capítulo 4 Nuevos temores Capítulo 5 Café sin azúcar Capítulo 6 Desde las sombras
Capítulo 7 Un chico peligroso
Capítulo 8 Mentiras piadosas
Capítulo 9 Próxima misión
Capítulo 10 Encuentro en el club
Capítulo 11 Mal presentimiento
Capítulo 12 Un grave error
Capítulo 13 Rechazo
Capítulo 14 El asesino
Capítulo 15 El secuestro de Diana
Capítulo 16 La boca del lobo
Capítulo 17 Malas decisiones
Capítulo 18 Un recuerdo del casino
Capítulo 19 Callejón sin salida
Capítulo 20 El regreso de papá
Capítulo 21 Intento de escape
Capítulo 22 Un nuevo problema
Capítulo 23 Una pista peligrosa
Capítulo 24 Reclamos
Capítulo 25 La bendición
Capítulo 26 Acuerdo de paz
Capítulo 27 Libros
Capítulo 28 Confesión inesperada
Capítulo 29 La despedida
Capítulo 30 Plan de escape
Capítulo 31 La maldición de los Lombardi
Capítulo 32 Ahora o nunca
Capítulo 33 Cambio de planes
Capítulo 34 Demasiado tarde
Capítulo 35 Un grave error
Capítulo 36 Ilusiones destrozadas
Capítulo 37 Invitación
Capítulo 38 La cena
Capítulo 39 Perdición
Capítulo 40 El llamado del deber
Capítulo 41 Paso en falso
Capítulo 42 Mentiras del pasado
Capítulo 43 La confrontación
Capítulo 44 Malentendidos
Capítulo 45 El tren
Capítulo 46 Traición
Capítulo 47 La hora de la venganza
Capítulo 48 Juntos
Capítulo 49 Momento decisivo
Capítulo 50 Confesiones
Capítulo 51 Arrepentimientos
Capítulo 52 Una tregua temporal
Capítulo 53 Pocas probabilidades
Capítulo 54 En peligro
Capítulo 55 Incompetente
Capítulo 56 Una despedida dolorosa
Capítulo 57 De vuelta a casa
Capítulo 58 Reencuentro
Capítulo 59 Malas noticias
Capítulo 60 Princesa rebelde
Capítulo 61 La promesa
Capítulo 62 Un nuevo comienzo
Capítulo 63 Epílogo
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