or sacando la última de sus flechas
etectar algún enemigo restante, para luego, notar que
s, piel morena, y muy hermosas facciones. Sus ojos dejaban entrever l
mientras su víctima caía al suel
ica; y devolvió la mirada a su c
ó el mientras continuaba recogie
n de cuentas eran muy débiles, no hubieran podido sobrevivir a lo que viene- Respondió la joven a la vez que recogí
a. Ella estaba secando l
ió a preguntar el cazador; esta vez más resignado a que
hizo esperar a la vez que se sus oj
cordó como
ecido lejos de toda actividad humana, lejos de todos. Prefería la compañía de los animales del bosque
se alejó
taba a su abuela debía quedarse para regresar al día siguien
muy tupida la vegetación no podía ver más allá de lo que el camino pe
la sensación de vigilancia se hacía más pesada. La
echó a correr. Con el corazón agitado volteaba en plena carrera
l camino habitual no esta
detrás de ella y esta vez, cuando volteó la mirada, solo alcan
cho le ardían. La sensación de seguir siendo arrastrada. Otra vez un destello. La sombra que
las compresas que a
con eso?, ¿Acaso no es mejor
la voz d
. Y nadie la va a tocar. No mient
el cielo veloces, una carrera por el bosque. Un animal destr
perando le contaron lo sucedido. Ha
se había alejado de los humanos, ella misma era la cazadora más sangrient
misión terminaba en alguna masa
la misma había tomado un aprendiz para luchar contra lo
ron las 4 heridas. Su transformación licántropa la hacía más fuerte, más resistente y más veloz. Aprendió
ién, una Domad
la voz del cazador, que se había vuelto com
estado en esta parte del bosque y
humano pronto se convertirá en un comedero de c
mi historia. Ya no soy esa niña inocente que se paseaba por el bosque
Eran un hombre delgado, trigueño pelo corto y sus
os nuevamente, declaraban que estaba
vió a mir
roja ya no
zar una matanza. Él, desde la distancia abatía incesablemente.
z. Un silbido de ella y a su lado llegan un enorme tigre, un oso negr
he nos di
lanzaron contra la multitud