desgraciada tragedia que sucedería frente a la plaza del reino. Costa Mein sería testigo de la atrocidad que mi padre hacía
a que prefería "demostrar que velaba" por el bien de su pueblo, pero solamente era una pantomima mal creada, todos sabían su verdadera careta y a nadie le gustaba, más bien lo odiaban por ello y mi padre hacía oídos sordos. Mamá no e
vivían, o lo intentaban, a excepción de la familia
go como la ejecución de personas inocentes que se volvieron delincuentes, según mi padre, por un poco de comida po
con tant
li quien me ayudaba con el corsé de mi vestido – Pero menos puedo creer que no p
fuera consciente y diferente – concordó conmigo – Incluso la fam
no necesito nada de esto – tomé las joyas de mi tocador – Si sé que allá afuera hay niños sufriendo o muriendo de hambre, personas muriendo de enfermedades porque no pueden pagar un médico, comercia
de pueblo sufriente, porque el hecho de que trabaje para ti y viva prácticamente aquí en el palacio no significa que deje de ser de la parte plebeya del pueblo, mi familia lo es y yo también – s
ue no cambiará, porque, aunque sea Reina algún día quiero que sigas siendo mi compañía, no te f
has gracias alteza, es usted muy amable, larga vida a la
n en mi rostro cuando estoy en público, esa es mi careta de Princesa delante del pueblo. Lili y yo reímos. Nos encantaba jugar a que S
paga que se les daba, sin embargo, eran el único sustento fijo y mejor pagado de todas las familias porque
situación que se presente, algo que desafortunadamente la mayoría de las familias no tiene, mi familia no sufre de hambre y estamos bien
tían tener cierta cantidad de ese tesoro por ser su hija, por lo que esa mini fortuna la utilizaba lo mejor que podía y a espaldas de ellos, claro. Una de esas buen
u familia lo necesitan más, créeme, no me sirve de nada viviendo bajo un techo casi que
nte cambiará – tomó mis manos – Y deseo que pueda ser pronto, claro sin desearle
s tengo en el trono que intentarlo – dije para luego sentarme en el banco de mi tocador para que Lili pudiera peinar mi cabello mientra
que ayudarás y a los que beneficiarás. Esa pequeña fortuna que tienes será muy bien utilizada y si por ello ya no puedes darme u
a me encargo yo y hasta te aseguro que me quedará para algo más – sonreí segura – Solame
laré con los demás para ponernos a trabaja
uiero que esto llegue a oídos de los sirvientes leales a mi padre o ma
e encargo yo – me dio una mirad
.
aba rodeando la misma, mi corazón ya estaba acelerado y la tragedia todavía no hab
miedo, otros miraban con odio hacia donde estábamos porque seguramente culpaban a papá, otros observ
n vez de sentarse dio unos pasos
decía nada – La Reina, la Princesa y yo, su Rey, estamos acá para demostrar que los delincuentes no tienen lugar en nuestro reino y por eso estos dos sucios
espiración se estaba volviendo irregular, estaba segura de q
sta – Pareciera que fueras tú la que será ej
r alboroto, algunos de acuerdo, otros en desacuerdo, pero los guardia
e vuelta luego de un momento – Ello
nes a tu padre, tú concéntrate en poner una buena c
ravesó esa parte de mi cuerpo me dejó congelada. Mi madre me había insertado las uñas en el dorso de mi mano lastimándome mientras
os delincuentes pagaran lo que robaron con su vida, fin de la discusión – dijo así s
supuestos ladrones a la fuerza y ellos solamente luchaban por su vida mientras grita
mi cabeza se volviera un lío. Mi respiración volvió a acelerarse junto a mi corazón, mis manos comenzaron a sudar y yo ya no quería más. Mis ojos
os hacían rodear con sus brazos unos grandes postes de madera que no permitirían que se movieran. Estaban siendo amarrados a esos postes mientras seguían suplicando, esos gritos de piedad e
regando la atadura de las manos era uno de sus métodos más dolorosos y crueles, tenían var
ta que uno gritó desesperado al escuchar como u
N ME LLEVÓ A ROBAR – y mi respiración se detuvo solo para sentir como mi corazón latía causándome un gran dolor al
ENGO PARA PAGARLE UN MÉDICO – lloró con pesar el hombre – Y TAMPOCO TENÍA PARA L
absolutam
edes decidieron con su propia mano su destino, ahora afróntenlo
s de acercarse a los hombres volvieron a golpear los látigos en el dur
s los guardias comenzaron con el primer latigazo en las delgadas espaldas de los castigados que provocó un sonido que hizo que mi piel se pusiera de gallina seguido de un escalofrío por toda mi
boroto. En un momento solo pude escuchar el latir de mi corazón en m
CIENTE!