ndí. - Lo siento, entra. - Él suspiró. Lentamente abro la puerta de su ofcina, él está de espaldas a mí, mirando la ciudad por la ventana de vidrio . Me acerqué a su escritorio, mis talones golp
entamente me giré para enfrentarlo . Parecía un hombre destrozado, triste y avergonzado. Era una persona alegre y llena de sí mismo, solía ser feliz. Lleno de vida, lleno de amor... ahora usa a las mujeres solo por placer. Tiene una oscuridad que hace que parezca que ha perdido toda esperanza. -Sí, he dicho. -¿Como lo superaste? -Preguntó . -Creo que nunca lo superé. Solo aprendes a tratar. Espero que algún día encuentres a alguien que haga que este dolor desaparezca. -Yo dije. -Owhn, eso no se ve muy bie
ono. -¿Puedes sentarte un momento, Emma? Necesito hablar contigo sobre algo. -Dijo en un tono serio. Asentí, sentándome frente a él. Se recostó en su asiento, mirándome con una mirada intensa. -¿Hice algo mal? -pregunte preocupada -No. Necesito pedirte un favor. ¿Ha trabajado conmigo durante dos años? -Le preguntó. Asenti. -Nos llevamos bien, ¿no? - Agregó, y yo asentí de nuevo. -Confamos el uno en el otro, ¿no? -Dijo, terminando. -Sí señor. -Dije, no muy seguro de a dónde iba con esto. -¿Necesito pedirte un gran favor? -Dijo, sus palabras salieron un poco temblorosas, parecía nervioso por lo que me iba a preguntar. -¿Un favor? ¿Qué tipo de favor? -le pregunté. -Necesito que seas mi cita el sábado para la gala a la que debo asistir. -El dice. ¿Par? ¿Quiere que yo sea su cita? que ? -¿Tu fecha? ¿Porque yo? Hay muchas otras mujeres que trabajan para usted que estarían felices de ir con usted. -Dije confundido. -¡Exactamente! No me deseas como
único en quien confío en esta maldita empresa. ¿Una noche, sólo una noche? -Preguntó . Quería decirle que no, pero la mirada desesperada en sus ojos me difcultaba hacerlo . -Está bien, una noche. -Yo dije. -Gracias. Te debo una Emma. - Dijo, con una leve sonrisa en los labios. -Sí lo es. - Dijo con una pequeña sonrisa. -¿Que tal cena? -Le preguntó. Le fruncí el ceño, sin saber qué hacer con su sugerencia. -Como agradecimiento, nada más... Lo prometo. -Él se rió. -Si claro. Avisame cuando y donde. -Sonreí. -¿Qué tal esta noche, alrededor de las ocho? - preguntó - ¿En el pequeño restaurante italiano, Franco's? -añadió. -Por supuesto, eso está bien para mí. Bueno, mejor vuelvo al trabajo. Llame si necesita algo más, señor. -sonreí levantándome. -Lo haré, gracias de nuevo, Emma. -Él sonrió. Le di un rápido asentimiento antes de regresar a mi mesa. Tenía mucho trabajo que hacer. si el Sr. Simmons y yo somos vistos juntos fuera de la