noche mi padre―, nec
Real y allí expuls
asa? ―i
de algo y creo q
é oc
en su escalada, vienen hacia acá y
tiré, tengo
hijo, ellos tien
prof
í e
ba de la superioridad de los dorios sobre
dejó caer
bre nuestro pueblo sol
―interrogué
ida, esos hombres se podrán hacer de
na me decía que mi padre moriría, cr
ar mi puest
, ¿qu
permitiré que mis mujeres sean atacadas y mis hombres muertos, mucho menos que
é ha
ré la única cosa qu
no puedes
no los defraudaré. Pero antes, necesito queso no necesi
con lágrimas en los ojos―,
tienes qu
Un rey debe hacer lo que tenga que hacer para defender a su gente y si eso signif
adre, así es
digas a
é ha
l pueblo, no
hora s
del ama
e ir c
ejor que
te volve
―afi
ento. De pronto, él se levantó
cuida de tu madr
ocupes por
erás un b
eguir tu
r que yo
que eso se
amos a
aya, la luna brillaba en todo esplendor c
gada. Yo sé que tú no crees en estas cosas, no
había quedado
mpre aseguró que el niño que estaba en su vientre era diferente y especial, nadie le creyó, tú eras su primer hijo y to
on los ojos llen
i más ni menos que la de salvar la tierra, no solo a nuestro pueblo, hijo, a todos los pueblos del mun
ios, papá, pero de ahí a salvar el m
d, quizá, con mi muerte, tú conquistarás ot
estaré preparado para ser tan
stoy seguro de
mpleto silencio, a la entra
tana, lo vi salir de palacio, solo, disfrazado de mendigo
és, recibimos
noté raro... La otra noche... La otra noche sentí que despedía de mí, sin embargo, jamás me i
mi hermana que llor
se fue, tuvo la dicha de asesinar a uno de los espías del pueblo, el otro lo asesinó, de todas formas, terminó tan mal herid
se secó las lágrimas con s
padre no quería esto.
la
e dirigirnos al gran salón para resolver los detalles
ió? Me dijeron que a nuestro pad
cuerpo, se vistió de mendigo y
Además, se suponía que estábamos p
solo prevalecerían sobre nosotros si papá se mantenía con v
e no debió
él tomó esa decisión, él quer
bió sacrificars
an a nuestros hombres, abusaran de nuestras niñas y mujeres y es
un bue
en caso de que quieran atacarnos de todos modos, no o
ás su
e, un servidor. Él será recordado como el último gran rey del Ática, Ate
eblo, la que se cumplió poco después ya que mi