Damsc
di varias vueltas en la cama tratando de que regresara el tan anhelado sueño, no podía presentarme el día de mañana con las tremen
vocecita que me decía que no estaba haciendo nada malo, después de un par de meses volvía a ser soltera. ¿Pero precisamente tenía que salir a relucir cuando estaba con Owen? ¿No p
shb
le roce me podía hacer sentir eufórica. Abrí los ojos y me di cuenta que a él le pasaba lo mismo. Tenía esa sonrisa del gat
se estaba poniendo caliente. Me atreví a pedirle al encargado la
cuello, noté como se estremecía al pasar mi lengua por casi todo su cuello. Un residuo de lápiz l
astante
e que una pareja estuviera jugando un juego que se podía salir de sus manos. Cada quien estaba inmerso en sus asuntos. Tomó mi brazo y colocó el azúcar en el dorso de mi muñeca hasta
iquiera pensármelo, ya aquí mi mente y mi boca estaban desco
í también me g
e serví otro tequila, azúcar sobre su palma, limón y me dispus
orando un nuevo lugar o repetíamos los que más nos habían gustado, su cuello desde ahora era mi nuevo lugar favorito. C
unciaba mi nombre. Podía sentir el galope de
n ‒ s
tan apa
voz me trasportaba, me hacía desear pasar más tiempo c
mos qu
mi casa, pídele a Simon que me
u casa, no estás en con
nde me
s de sobra, y mañana temprano te ll
estado de ebriedad, sabía lo que hacía. Solo era un poco de diversión, así como le había dicho a é
llegar a su casa, que no estaba muy lejos del lugar. Nos bajamos del auto y caminamos abrazados hasta la entrada, abrió la puerta y por poco caemos al piso, nos reímos como locos, pasamos cerca d
erá tu h
ra pegándome un poco más a él y empezamos a besarnos, mis piernas temblaron, nos movimos lentamente hacia la puerta que quedaba al lado de la que serí