una y otra vez sin poder evitarlo, mi corazón parecía en guerra con mi cordura, él se u
uella dama no demostró ni un ápice de complacencia conmigo; todo lo contrario, únicamente se limitó a dirigirme unas cuantas palabras cuando le era estrictamente necesario. Sin embargo, eso no me mortificó en absoluto, lo que sí me perturbaba es que ella era la madre del caball
onas que tuvieran pesadillas y mucho menos recordarlas, pero el que tuve esa noche por alguna extraña razón lo recordé. Al parecer la l
s que lo delimitaban estaban casi en ruinas. Me concentré en la pared que estaba frente a mí: No era tan alta y varios ladrillos estaban deteriorados por el paso del tiempo, se podía ver a través de ellos. Fue en ese momento cuando me maravilló el descubrir unas majestuosas montañas a lo lejos. Su color, con los rayos de sol que se posaban sobre ella, la hizo parecer de terciopelo brillante. Obse
ía qué aquellas montañas simbolizaban las dificultades que encontraría en mi camino, qué debía luchar para alos más
era otra cosa, a pesar de tener buenos modales y saberme manejar perfectamente, eso no era razón suficiente para sentirme confiada. Entré a
nar junto a los dueños? -me preguntó Rosa mientras b
poderes psíquicos, aunque no lo expresaba con aquellas palabras, más bien se limitaba a explicar que podía leer el futuro a travé
ierte que la india que es parte de ti embrujó al ho
nterías -dije
a revolcar en su rabia cuando su amado hijo se le revele -me asegur
ando miras de esa manera -mi comentario l
como aquel recuerdo vino a mí con tal claridad, no recordaba el rostro de Rodolfo Álamo, ni siquiera cuando mi madrina me mostró sus retratos actuales, era como si nunca lo hubiese conocido, pero hoy luego de verlo en persona, aquellas imágenes se volvieron claras, hasta los gestos y expresiones, su mirada qué no sabía definir en aquel entonces, pero qué ahora, luego posteriormente de los años y
ecuerdo que Pedro, el hermano de Milton, se había ido de fiesta con varios amigos, ese día llegó tarde en la madrugada, los gallos aún no cantaban; él entró en la cocina, asustado y gritando como un desquiciado, asegurando qué un demonio de grandes colmillos y ojos amarillos lo había atacado a él y a su compañera cuando regresaban, aquellos gritos me despertaron y sigilosamente bajé hasta la cocina y me escondí, desde ahí pude ver como Rosa le daba agua al desdichado, no tardó mucho en que llegara mi madrina. Ella descubrió mi escondite y notó que yo estaba muy asustada, me sacó de mi escondite entre las escaleras, y ordenó a Pedro que dejara las historias de borrachos, porque me estaba asustando. Él en medio de s
lía de aquella habitación, donde Pedro dormía y noches después, vi la figura de un hombre alto en mi habitación, estaba entre dormida. Desperté y sentí aquella sombra contemplándome fijamente. No podía moverme,
tá perturbándote mi ni
que acosa a Pedro
mine, el dueño del hermoso castillo de las colinas. El médico le declaró a mi madrina que Pedro había perdido el juicio, y que la supuesta joven que anduvo con él, la que Pedro juró que aquella bestia había asesinado ante sus ojos, nunca existió, nadie la conocía; para el doctor fue más fácil decir que las fiebres altas y las convulsiones le dañaron su sistema nervioso, que lo recomendable era aislarlo
rezaban a su cuerpo-. Vi claramente la marca del mal en su cue
bo, Rosa? -Recuer
recer con el rostro de un hombre muy atractivo o en forma de mujer hermosa... Esa mujer de la que hablaba Pedro que estaba con él, no era una mujer, era un
onmigo, como siempre lo hemos hec
, quería ir más temprano a las barracas
omoda la presencia de Elizabeth,
drina ¡C
tener la elegancia y las buenas costumbres e ignorar, gracias a Dios mi nieto no sacó
eina ha pedido ser atendida en sus aposentos -dijo con burla y sarcasmo-. Yo desayunaré con mi hijo y mi nieto, solamente faltabas tu Estefanía pa
ar -manifestó Rosa mientras arreglaba la bandeja, qué ser
uego salí de la cocina rumbo a las barracas, no sin ant
a en la humilde escuela qué mi madrina había mandado a construir,
la escritura, aquello era un sueño hecho realidad para mí, ya que muchas personas no veían con buen ojo que los esclavos aprendieran a leer y escribir, pues
eñas, señalo hacia la amplia ventana, al observar el lugar que ella señalaba no pude evitar que las mariposas en
Espero no haber sido inoportuno, no er
naba el corazón de satisfacción, el simple hecho de ver como unas simples galletas los hacían feliz, me instaba a hacer más por ellos, su agradecimiento era algo que sencillamente no tenía precio. Los chicos se formaron mientr
celente maest
e desde muy pequeña, aunque muchas personas sancionarían la acción qué llevó a cabo en esta hacien
s y los hombres, sin importar el color de su piel o raza. Lo justo, Estefanía, es qué todo esclavo sea l
í puedo colaborar en algo; no sé, si debo entregar las pocas joyas qué ten
eres por dentro -bajé el rostro con pena y luego volví a situ
mo pagarle todas las riquezas
de ti una muchacha culta, estuvo comentando con mucho orgullo qué
lla me regaló cuando era niña; esos cuentos los he compartido con muchos de estos niños, son tan pequeños y han pasado, por tanto, que siento que al leerle estas historias los introduzco dentro de un mundo fantástico, el que cada niño debe tene
nca apoyaré la esclavitud de los hombres; sin embargo, mi querida señorita, la esclavitud no solo radica en estos hombres y mujeres qué día a día trabajan para poder comer, también radica en nosotros, hombres y mujeres de sangre noble, somos esclavos de la sociedad qué nos
ducación, qué poseo y de los bellos vestidos, qué uso, sigo siendo señalada; sin embargo, eso no me ofende, todo lo contrario, me siento orgullosa de llevar la sa
vergüenza, para mí existe una sola raza:
n alma. He visto cómo los han asesinado y sus verdugos quedan
as, de puras e impuras, para mí, son términos inventados por los opresores para dominar. Mi hermosa d
an tu opinión -bromeé.
voces de mi mente estaría ya en
lares eso -le pedí.
iemos de tem
- contesté a
uáles son los id
o e inglés y por s
mi abuela te mantuv
ría que fuera una mujer preparada. Mi m
¿Sería mucho pedir qué me expresases algo en fra
al esfuerzo qué mi madrina hizo en mí -contesté. Pensé en una oración y se la mencioné
libre, la libertad no es
única, qué habla otros id
ida dama, me mantuvieron muy ocupado ¡Per
las; esta vez usted me expresa la
y justo -sus o
é en amour avec vous despuis le premié jour que je t´ai vu -dijo la oración lentamente y en una pronunciación perfecta y
o que me enamoré de ti desde el primer día en que te vi" -luego de traducir la frase nuestros labio
orrecta? -declaré en un hilo de voz,
ián comenzó a acortar la distancia... Aprecié su cara cerca de la mía...
ionada de mi madrina se coló en aquel momento mágico. Adrián s
ha! -expresó mi madrin
buscando en mis ojos un indicio que le contara o le diera alguna pista de lo que me sucedía realmente; luego, volteó hacia Rodolfo y Adrián que yacían a unos cuantos centímetros de nosotros viendo a una de las barracas, i
a mi nieto -declaró mi madrina, logra
sí -respond
en las barracas y no lo pensó dos veces para venir hasta donde estás. -Aquellas declaraciones no eran simples comentarios; a través de sus palabras me di cuenta qué algo s
arle. Por un momento se mantuvo en silencio, dubit
arece más al señor Rodolfo y apoya las ideas liberales al ig
stante, Adrián tiene unos rasgos físicos que lo hace diferente, especial y por más que busco semejanzas en él con los rasgos de nuestra familia, no las encuentro. Es algo que no sé cómo explicar, la manera como sus ojos hablan...
odía leer la tensión. ¿Era posible que para mi madrina yo sería una esposa poco adecuada para su nieto, a pesar de haberme criado ella con bases tan
, Estefanía
earía a mirarlo, incluso usted misma lo ha mencionado... pero ¿Por qué me p
e aborda, quiero evitarte todo sufrimiento posible... -suspiró y continuó: -Enamorarte de él se traduciría en derramar lágrimas de sangre; tú y Adrián no pueden estar juntos -sus palabras me confundieron y no pude evitar sentir un dolor, un sentimiento que también era nuevo para mí, había sentido dolor en otras ocasiones, no obstante, nu
o? ¿Por qué me menciona que no caiga en sus galanteos? Su nieto me
go mis razones, las cuales desgraciadamente aún no te las puedo revelar. Existen verdades que no me pertenecen completamente, también les pertenecen a otras personas y para ser declaradas necesito de sus aprobaciones, así que te suplico, hija mía: no construyas sueños y esperanzas en terrenos movedizos e imposib
n como hermano... ¡Cómo si fuera tan fácil! ¡Yo no podía mandar en los sentimientos! Segundo, porque yo no era la única que notaba que Adrián se sentía atraído por mí. Al saber eso, sus
noticias a Estefanía, madre
se las menciono -s
milia Álamo, no como las pequeñas celebraciones que hemos hecho. Esta tarde iremos a la
esa alegría no me duró mucho cuando recordé a la madr
tido que desea para esa ocasión, l
como un hada madrina y no es un ve
moleste. Yo puedo ponerme c
stirle, Rodolfo se unió a apoyar a su madre y me dijo: -Estefanía, si mi madre quiere que tengas un vestido nuevo, yo la apoyo, déjala que lo haga, tú eres de la familia, que nunca se te olvide -sus
eve las riendas, recuerda que es un hueso duro de roer -sonrío y el corazón se me desbarató dentro del pecho. Traté de
más
tidos modernos de alta costura. La mujer nos recibió con amabilidad, nos invitó a tomar el té mientras mi madrina le explicaba cómo quería el traje. Leticia le mostró varios bocetos: vestidos realmente hermosos de la última moda europea. Yo me limité a ver, no intervine en la conver
do sorda? -expresó mi ma
disculpen -man
-la mujer mantenía el brazo extendido hacia mí con varias muestras de seda en tod
con un hilo de voz; mi madrina giró
timamente, te he sentido muy
poco cansada, me levanté muy temprano y tení
hermoso; sin embargo, le recomiendo qué no sea todo de ese color, pienso que la parte del corpiño p
cione más, entonces se hará como sugieres querida Let
s a las dos. Ya de regreso a la casa le pregunté a mi madrina por qué no había invitado
es me he preguntado qué le habrá enamorado mi hijo de Elizabeth, siempre ha sido tan fría, calculadora, ve a las personas humildes como inferiores, únicamente se lleva bien con las personas que pertenecen a su círculo social, no se puede negar qué es una mujer hermosa
é lo dice
reparativos de la fiesta y me pidió encarecidamente que no interviniera. Ella quiere dar las instrucciones de los platos
a tener bast
tiene buena fama y la han felicitado por su forma de planificar las veladas, y tercero porque así me la quito
ella de mí -mani
a? ¿Acaso ha osado en fal
ionó que tenía un oído nato para la música, y que ha escuchado muchas concertistas en París que tocaban
umida; aprovechando que estamos tocando el tema de mi nuera, quiero que trates de no cruzarte con ell
nuera, la esposa de su hijo y madre de su nieto, es má
tu boca esa clase de comentarios. ¿Cómo vas a decir qué no eres parte de mí
ón entristecerla, he sido una torpe; ya van varios
e, la estampa de aquel hombre me hechizó de una forma abrasadora; sentí que podía saber todo de él a través de sus ojos. Mi madrina lo describió perfectamente: poseía una mirada tan li
a tejer. Mientras, continué contemplando el paisaje, la imagen de Adrián volvió a colarse en mi cabeza como un fantasma, apoderándose de mi razón, despertando en mí sentimientos indómitos desconocidos para mí; me perturbaba su piel, su boca... Su aroma me volvía irraciona