que veía a Adrian. Sentía nostalgia, pero temía la reunión entre los dos debido
us locos pensamientos. No iba a proponer nada malo... Era solo una propuesta de matrimonio. Sabí
ápido para pasarla. Ella insistió en que la chica la viera con Adrián. Él estaba allí, ap
a vio no se detuvo y se acercó a ella, abrazándola fuertemente y dándole un largo
ñaba? pregu
pre. ella
í. - Dijo tomándola de la
el lo
o que no oímos
acer esto...
na sonrisa en su rostro en el po
ontrado. – dijo Maiquel, d
besó dos veces en la mejilla. Involuntariamente, B
o decidimos hoy, cuando nos enteramos de que sus mayores s
es para los dos, podemos
. ¿Cómo podía irritarla tanto esa mujer? Controla tus celos... Eso es lo que dijo el terap
quel, tratando de ignorar el
- dijo
n ellos, Catita?
tendrían una conversación definitiva sobre el matrimonio. Y no... Ella no almorzaría con sus dos amigos juntos. Soltó la mano de Adrian y caminó rápidamente, sin mirar atrás. Estaba enojada y se sentía enojada. Pero aun así caminó hacia
hiciste e
noche anterior y todavía querer juntarnos para almorzar en lugar de estar solo conmigo? ¿Esto es serio? Estoy cansado de que estos dos me persigan, forzando una amistad que no existe entre ellos y yo. No soporto a Cati
invitación para almorzar juntos, nada más. Tal vez ni siquiera querían almorzar
con ellos y o
tan celosa
stán tratando de estar entre nosotro
a entre sus manos y la miró a los ojos. - Cat
uyos. los ojos verdes dieron paso a unos ojos marrones claros, tono c
o bien, Bru
todo
rma extraña de repente
toy... estoy molesto. Y sé que
xcepto como amigo, querida. Él hace
nsiste en irri
r despecho... Es solo un
tus amigos o yo... Lamentablemente. Ya no quiero compartirlo con nadi
Y realmente espero que nunca llegue el d
as sobre lo que elegi
sin ninguno de e
rás con ello
siquiera contigo, maldita sea. Dij
corriendo, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Adriana encendió
ba lentamente con el auto a su lado. – No quise
engas que decir. Olvídame y todo
gafas de sol y re
sabes . No fue mi i
saber a dónde iba. Cuando se sentó, sacó sus gafas de sol de su bolso para que nadie pudiera ver sus lágrimas. Pude ver que
la tuvo que bajar. Estaba en el centro de la ciudad y decidió que no iría a su casa porque no quería encontrarse
esperaba esa actitud de él. Si él prefería a sus amigos, ella lo dejaría libre para irse con ellos como soltero. Ella nunca lo buscaría de nuevo, a pesar de que su corazón estaba destrozado. Después
una chica tan delgada. Qué contraste de metal en los brazos delgados con prendas que siempre son básicas. Esta era una conversación frecuente en terapia: ¿
mostrarle al mundo que había intentado acabar con su propia vida. No s
e como de costumbre, pensó. Pero cuando llegó, le dijeron que esperara que el médico llegaba tarde e
samientos, la puerta se abrió y el médico estrechó la mano del extraño que se iba. Se levantó, sabiendo que era la siguiente. Cuando se dio la vuelta, ella sintió que su corazón dejaba de latir y sus piernas casi la tiran al
a su rostro, dejando solo sus ojos a la vista. Era muy alto, delgado, vestía shorts. ¿Quién llevó pantalones cortos al hospital? Ella estaba confundida. Cuando se fue, ella n
ó todavía confundida y conmoci
ándose y haciéndole un gesto a
volviendo loco para siempr
cómoda con él. Se conocían desde hací
qué c
se fue de aquí? ¿El de pant
edo hablar de
ana hablé sobre el sueño loco de un extraño que sale de la nada. Entonces me encuentro cara a cara con é