r que es bonita pero su personalidad y su carácter consiguen tapar esa belleza. Ha
, me siento tras mi mesa y ella se
la Condesa de Ségur
porque insistes en llamarme por mi títu
ué debo tu pres
de la guerra, tenía ganas de ve
ie te dije que no me casa
ra de que me amaras también, además si unimos nu
iero que me acusen de traición, ya deja de humil
aquí bastante rato y n
ndra lleva mucho tiempo en el
por todo el jardín y
jardín, voy hasta el arroyo, no hay ni rastro de ell
a Condesa ella se había echo una diadema de flores
aquí no deja de provocarme dolores de cabeza. Miro hacia
acia el interior de la casa. Me acerco a Sophie la acorraló con
a mujer que te molesto?-
na criada y muy torpe mi
s una dama en estos momentos no
, qué me digas cómo era? No me ha
verde, su pelo era rojo y creo que sus ojos azules. No se qué
tirá humillada, soy un estúpido ni si quiera mire a quien se refería Sophie, estaba tan enfadado po
ro aquí antes de que llegue la torment
señor pero salir con la t
el responsable, no quiero oír ni u
eo por una sirvienta...
ece que no te hago lo que tú le has hecho a ella y reza para que esté bien porque de lo contrario o
Flavi
ntro cuando vuelva no me hago respo
o y mis hombres están aquí, doy las órdene
esta tormenta solo se me ocurre que ella se halla podido resguardar en algún sitio pero dónde?
caballos necesitan descansar- dice uno de mis hombre
amos con ningún rastro, dond
se ve humo- dice o
allo y corro hacia allí, paso al interior, en la chimenea aún hay asc
dejamos los caballos en la cabaña. A partir de aquí la vegetación es más fr
rada en el suelo ha debido de caer ladera abajo, bajo con cuidado de no caer también, llegó hasta s
én le practicó un torniquete no quiero que se desangre. Uno de mis hombres llega a mi altura, le ordenó que corra a buscar al médico, que todo deb
razos, es tan liviana, se ve tan frá
dejes, lucha no t