ón de Netherfield, cometió un detestable error hacia la única perso
iorgiana Cavendish, fue humillada, exiliada y despojada de todo lo que poseía, por el hombre al que se entregó en cuerpo y alma. Un hombre que le pr
ington, puede ser reconstruido desde sus cimientos en un momento en el que ninguno de
fija en el fuego de su chimenea, pensaba en lo imbécil que había sido, al no haberse dado cuenta del cruel engaño del que había sido víctima y por
lanzaron en contra de quien, ahora reconocía, era la única mujer que verdaderamente amaba, le arruinó la vida al único ser que vio al hom
ganándose así el honor de muchos nobles, (incluido, el de su propio tío, el mismísimo Rey de Inglaterra, quien lo quería como a un hijo), hubiese caído en esa trampa tan bien elabor