, Lucía. Qu
staba preguntando. Él le estaba ofreciendo la ciudadela, y ella q
, independientemente de lo que estaba bien o mal, sin pens
iente para borrar los pensamientos racionales de su mente,
nía que
ella, sino t
de colegiala cuando en realidad era una mujer que debería haber aprendido hace mucho tiempo que la vida no era un cuento de hadas. Pero no
? ¿Cómo iba a saber si era una excusa para evitar enfrentar la re
anif. Obligado a tener intimidad con ella, no fue porque la extrañara que su cuerp
i lo que sentían era una emoción real o simplemente el ho
es tan fuerte y hermoso. Las manos de un caballero, un poeta, un príncipe. Las suyas eran las manos prácticas de una mujer que había pasado
uviera el cabello largo para darse placer. Era el ún
mente, conocer cada uno de su
riba y se encontró con una mirada
n lecho acogedor en su estómago fueron como un sa
dad para leer sus pensamientos, se dio cuenta de que se
labios y luego se inclinó profundamente con su mano sobre su
o, ella estaba unida a otro hombre y hasta que ob
o lo que le parecía correcto. Tal vez debería imitarla. Ta
vez le dejó un mensaje. "Busca
rque estaba inquieto y necesitaba distraerse de lo que lo consumía, salió a l
én fue
un gesto le ordenó que se fuera y tomó su lugar. La niña estaba tan absorta mientras cepillaba su mel
suaves rizos oscuros... La pequeña quería cepillarse las melenas del cuello y cuando vio que no po
resoplido y la empujó hacia atrás con suavidad. Al ver su balanceo
ar", dijo después cuando l
cía!
, pero Lucy ya estaba vestida de la forma más sencilla posible. Se
Arusah. Lucy sintió que se le rompía e
ió que se quedara. Después, Lucy había decidido comer sola en s