dÃa a dÃa solo podÃa resumirse a las exigencias de su esposo, por lo que ella no tenÃa más remedio que seguir sus pasos lentamente y sin quejas. No era fác
undo y ni hablar de que por él harÃa cualquier co
ptó por ir al centro médico más cercano para que le hicieran un chequeo y ver
critorio-. Gracias por atenderme -sonrió a medias-. Lamento
a del señor Zeus, sabe que
nder cómo su esposo siendo un hombre tan frÃo
só un sobre que ya habÃa sido a
y sin entender qué estaba diciendo el
moso bebé -le seguÃa teniendo esa sonrisa que le daba
susurró más confundida que
ocándose de pie-. Venga c
posó junto a una camilla, le ordenó que subiera para que pudiera ve
ahà creciendo en su interior y que no se iba a sentir sola después de llorar todas las noches porque su esposo sol
Supongo que son lágrimas de felicidad la
o tiene idea de todo lo que he querido
le digamos a
o diré, no se preocupe -siguió miran
doctor ladeó la cabeza-. V
r las fotos a otro lado. Ella seguÃa sonriendo como estúpida luego de ver que eso podrÃa arre
y esperó a que le diera una receta médica para poder irse a su cas
n el bolsillo de su cartera y tuvo que disculparse con el p
nde te e
as ahora mismo -murmuró i
a mi jodida esposa se encuentre ahÃ
contra su cartera-. Quiero tomarme un momento
mpió con brusquedad-. Quiero que es
tráf
ritó enfurecido-. ¡Que no se te olvi
por la ventana-. No prometo que estaré ahà en el
sposa -bramó Zeus, al otro lado de la lÃnea-. Tengo socios que qui
rdo, esta
ue vayas a la casa y busques
Bi
una vil mentira, sin embargo, querÃa a ese hombre con su vida. El amor que comenzó a sentir fue ant
diciendo que él podÃa cambiar... al menos esperaba que lo h
orma más amistosa, posible, luego prosiguió a caminar hasta la oficina de su esposo, en dónde se encontraban los documentos. Todo olÃa a él, ese sit
sorprendida y curiosa. Como su esposo no se encontraba en casa, podrÃa husmear un poco más. Sacó los documentos que se encontraban dentro del f
contando su trasero. Tuvo que leer dos veces pa
u esposo e
el padre d