de Esteban, pero Monique solo dijo esas palabras a propósito
engendrado al hijo del hombre que amaba. Si hubiera sabido quién era el padre del bebé que l
a para ser la madre de los herederos
estruir su compromiso con Janiya. Pero jamás esperó que su hermana, quien había desaparec
lenguaje", le
que corregía a su hija cuando se portaba demasiado malcriada, aunque era obvio que solo lo hacía para asegurar el próspero futuro de la familia An. Sin embar
a sujetaba de la mano, y se quedó allí parada sin decir nada
ra. De todos modos, ya ha estado viviendo afuera todos estos años. No sabemos cómo ha vivido todo este tiempo, no sabemos
la otra mujer. Luego, se dio la vuelta para mirarla directamente a los ojos y le dijo en un tono suave: "Hija, vuelve a casa con tu padre. No has estado aquí d
bía sido él quien la había echado de la familia, como a un p
e embarazo y estuvo por morir allá afuera. De hecho, quería olvidar por completo ese
no se vengó porque todavía le importaba un p
stimado mucho, seguían recordándole lo lament
ía darse la vuelta e irse, pero se d
no volvería a serlo jamás. Si mal no recuerdo, también me dijo que yo era la hija bastarda de su compañero de clase. ¿No le parece gracioso, señor? El hecho de que, ahora, usted sea quien me esté rogando que vuelv
labra más porque sabía que todo lo que ella había dicho era cierto. Solo p
ía que si hacía alguna concesión, ella volvería obedientemente a casa con él. Lo que no sabía era que, en
a enojarse, ella también se enfureció y jaló a s
golpe, pero luego vio por el rabillo del ojo cómo Esteban y otro
tada, los cinco dedos de Monique quedaron
so su mano en la cara en un intento de contener el d
o ninguna razón para echarte? Maldita perra, ¡arruinaste la reputación de toda la familia An
o estaba mordiéndole la mano a su enemiga con ferocidad. Las comisuras
ar a mi mami! ¡Te mataré a mordiscos!", dij
onó. Entonces, intentó sacudir su mano con fuerza, pe
uele!", gr
mirar su carita, vio que era exactamente como la versión pequeña de
o! ¿Quieres morir? ¡
ra mano, pues pretendía lan
ritó una voz
al oírla. No se atrevió a mo
que esa voz era del hombre al que h
to. Al ver que él la miraba con frialdad, como
uando descubrió que estaba bien. Luego, volvió la mirada hacia la mujer que pretendía golpear a su nieto y la miró con una expresión sombría en el rostro. La
a mirada feroz, se volvió hac
r qué estabas ahí parada sin hacer...". Cuando vio la marca roja en su rostro,
niño al auto", dijo Esteba
que les jugara alguna mala pasada, pero pensó que tampoco había nada qu
Esteban volvió la mirada hacia Margaret, cuya
a de mi hijo?", preguntó él. Lo había escuchado todo cla
ondió nada y continu
compromiso, sin embargo, ahora parecía tan tímida. ¿Seguía siendo la misma mujer que hizo un escándalo en la fiesta de compromiso de aquel entonces? Esteban tenía sus dudas, pero las dejó pasar. En se