no se ni lo que hago. Ian está sentado en una silla mirando su teléfono, falta media hora
a trabajar, zapatos, maquillaje, el secador, la plancha... est
a está llena hasta los topes, no podría meter ni un alfiler. Salgo de la habitación arrastrándola con
hora y media. No se que habrá estado haciendo o con quien hab
ist
ededor mía por si me ol
la que claramente la maleta me lleva ventaja. Antes de salir
a arrebata de las manos y la lleva con una facilidad insultante. Este es el momento en el que
ápidamente, abre la puerta de los acompañantes para que entremos. Lo saludo con una sonr
el trayecto lo estamos haciendo en silencio. No entiendo p
huela de una manera que me encanta. Miro de reojo a Ian, y cuando me pilla, bajo la mirada rápidamente
e y nos bajamos. El hombre que conducía, baja
acias. Me
s señorita, es mi trab
ntada
que ha cargado y descargado mi maleta del coche. Me giro en busca de Ian, que ya me es
s?- me animo
mi c
con él. Disfrutaré de su compañía todo e
me importa, ahora soy yo la que está en su casa, y pienso disfrutar todos y cada u
gunta entrando
nsamientos que no me había dado
e.- contesto cor
corado en tonos blancos, que le da un aspecto bastante frío a la casa. N
un aspecto tierno, como lo tenía mi abuela, y s
s días
a pasar una temporada con nosotros. Ensé
- saluda Dorotea con
alme
mirando su reloj.- maña
un fantasma. Da sus órdenes y se va sin educación ninguna ¿Y si ten
, le voy a enseñ
Emma, p
os tenga fuerzas para cargar con ella. Subimos unas amplias escaleras
un escritorio y otra puerta que da a un baño. Esta habi
ormas?.- nada más preguntarl
imientos. Primero, nada por medio. Segundo, nada de fiestas o reuni
y?.- pregunt
or escrito y así pu
con mi maleta, resopland
rte molestado.- corro
ocupe, no
ita. No soy nadie, no tengo dinero, ni propiedades, a mi no
Emma, po
do con el protocolo, E
ñor. Yo soy su secretaria, una trabajadora pobre a la que su
al que a mi. Que tendrá que intimida tanto.
gigante. Ahora si que está más cerca mi casita con perros y niños, o tal vez