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Historia
El Secuestro de Lucía

El Secuestro de Lucía

Autor: J.C.CASTRO
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Capítulo 1 ODIANDO A SU MADRE

Palabras:1686    |    Actualizado en: 31/10/2022

IDO VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL, A TODOS AQUELLOS QUE HAN VIVIDO

UCHANDO Y GUERREANDO POR TENER UNA MEJOR VIDA, A TODOS LOS QUE

DIARIO SE LEVANTAN POR SUS SUEÑOS,

ÑO Y ORACIONES, PARA QUE SUS VIDAS ESTE

R. BASTA A LA TRATA DE BLANCA, B

*******

s te has quej

ces has des

pensado que lo mejo

de ex

deseas, porque podr

***

ba!- escuchó la voz de su m

e quejó malhumorada. No tenía la más mí

s arriba- insistía su madre.

engo migrañas, déjame en

xactamente como se sentía con la actitud de su hija, no sabía qué estaba haciendo mal con

ortarme que tú lo estés?- se sienta en la cama y la mira con brazos cruzados y ceño fruncido. Sus ojos azules, tan idén

e, no puedes

hijos!- escupe con tanto desprecio que su madre tiene deseos de llorar. Siempre se refería a

s! - le dijo inte

o- le dice enojada, no te qu

leas diarias, de su mal humor matutino, de la manera en que la hablaba, de sus des

n papá - la miró sin pesta

co que te impor

ta, y al único que quiero. ¡Odio esta casa!, ¡la odio!- l

iento que nos odies a todos, pe

también se sentía frustrada de no ser escuchada, de no

que estés lista y bajes a desayunar. - Se giró para i

ntes lágrimas se deslizaban

a, la odiaba

n la que se sentía una intrusa, quería estar

terrible, no logró dormir sino hasta bien entrada la madrug

la llenó con lo que necesitaría ese día. Decidió dejar

hermanos a la mesa. Sin decir nada

dijo la pequeña

es de que te quejes, hol

ba con absoluta adoración. Amaba mucho a su herman

la necesidad de adularla, esperanzado en consegui

r. Pronto apareció su madre, con dos platos

í o quieres qu

en lo difícil que era lidiar con una adolescente. Nada la alegraba, nada la rel

los ojos y apretó la boca con fuerza para evitar decir una obscenidad, quería

os niños a la vez. Entonces él tom

s días

buenos?- le pregu

acia mí- ella levantó la mirada y

en paz,

enojada.- ¡evita responder así frente a tus hermanos!- ella sencillamente s

uto Lucía, a fin de cuentas m

leves a ningún lado. Si el transp

– empieza él, generando un estall

s golpea la mesa y se pone en pie.- ¡NO VUELVAS

la pateó a la silla, tomó su mochila y salió corriendo de

quemaban por la falta de oxígeno. Debía esperar unos

o sacó de su bolsillo, notó que el apara

ándose las

la,

rmosa. ¿Qué tal am

de cabeza

ver a un médico, me tie

ve, pa, solo qu

arte al médico, quizás te recet

é no puedo vivir contigo?- l

de noche, en ocasiones hago dos y tres guardias nocturnas. Estaría

n casa- le dice

sito saber que estas bien, que estás cuidada

ar allá. . . no qu

qué, c

igo- le dice conteniendo

rincesa. Al men

o estar e

el te trata mal?, ¿Se ha propasado contigo?- pregunta con voz tensa

o- solo que no me siento en casa, odio ese

riño, es la ca

o. . . yo solo soy la hija de ella con alguien más. Soy una intru

nversaremos en persona. Te invito

le pregunta

dia en la tarde, quizás qu

feliz- ¡por s

ogeré cuando salgas del in

tú. ¿Sí?, me he

esta vez no estaba dispuesta a ahorrarle el mal trago ya que ella no deseaba pa

ya ocho años y saliendo embarazada de su amante, al descubrir su embarazo,

se casó con el padre

incesa. Nos ve

os pa,

i, niña c

e siente más tranquila y feliz. Se quedará con él

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